FORTALEZCA SU FE

REFLEXIONES BÍBLICAS PARA AUMENTAR NUESTRA CONFIANZA EN ÉL SEÑOR.

Siempre he tenido una relación de amor con la teología. Por un lado, no me interesa mucho el trato teórico y seco de temas que no tienen aplicación práctica. Por ejemplo, cuando estaba en el seminario, nuestro profesor de teología dedicó varios días a la discusión entre el “supralapsarianismo” y el “infralapsiarianismo”. Se trata de si Dios pensó primero permitir la caída y después planificó la salvación, o si pensó primero realizar el plan de salvación y después decidió permitir la caída. Ya que el tema era nuevo para mí, decidí preguntar al profesor qué importancia práctica tenía el asunto. Su respuesta era una gran decepción: simplemente decía, “Este debate es importante, porque si sostienes la posición incorrecta, estás aceptando algo que la Biblia no enseña”.
Esto no me dejó en nada satisfecho, porque se podría decir lo mismo de cualquier tema, incluso cuántos ángeles pueden pararse en la punta de un alfiler. No he totalmente descartado el tema del “infralapsiarianismo” versus el “supralapsarianismo” como insignificante, aunque todavía tengo mis dudas si la Biblia realmente contesta la pregunta. Sin embargo, mi punto es que el profesor no supo explicar la importancia práctica del tema, y por lo tanto, yo perdí el interés.
Por otro lado, me entusiasma buscar respuestas a las preguntas que tienen relación con las luchas de la vida. Son tales asuntos que quisiera tratar en este libro: ¿Cómo usar la ley del Antiguo Testamento hoy? ¿Qué significa ser “lleno del Espíritu”? ¿Cómo debo reaccionar al sufrimiento? ¿Puedo perder mi salvación? ¿Cómo debo relacionarme con la sociedad? Creo que estos asuntos son muy prácticos, pero también son temas teológicos complejos.
Los teólogos normalmente distinguen entre la “teología sistemática” (doctrina), la “teología práctica” (temas pastorales), la “teología bíblica” (temas teológicos que corren a través de la Biblia, estudiadas en el contexto del plan de la redención), y la “teología histórica” (historia del desarrollo de las doctrinas). Estas distinciones son buenas, y ayudan a clasificar los estudios. Sin embargo, los términos pueden llevarnos a cometer el error de pensar que la teología sistemática no es práctica. Creo que en un sentido, toda teología debe ser “teología práctica”, porque siempre debemos estudiar las doctrinas pensando en su importancia práctica.
Las reflexiones en estos capítulos han sido inquietudes personales durante muchos años, y las respuestas han sido cultivadas en conversaciones con muchas personas en medio del trabajo pastoral en América Latina. No pretendo hacer un estudio completo de estos temas, tampoco tengo todas las respuestas. Solamente quisiera compartir mi comprensión actual como parte de mi peregrinaje espiritual. Realmente creo firmemente lo que escribo aquí, pero también reconozco que estoy continuamente creciendo en mi comprensión.
Volvamos al tema del “infralapsarianismo” versus el “supralapsarianismo”, por ejemplo; ¿cuál es la importancia de este debate? Mientras reflexionaba sobre este tema en el seminario, empecé a preguntar a mis compañeros cuál era su posición, y por qué. Los que aceptaban la posición “supralapsaria” decían que la otra posición dejaba a Dios muy débil, y los que creían en la posición “infralapsaria” opinaban que la otra doctrina proyectaba la imagen de Dios como un “ogro”. Curiosamente, los “infralapsarios” no creían que Dios era débil, y los “supralapsarios” no creían que Dios era un tirano.
Supongamos que soy “infralapsario”, y me preocupa que Dios no se vea como un tirano arbitrario. No me puedo imaginar orando que mis amigos sean “infralapsarios”, ya que la palabra ni ocurre en la Biblia. Sin embargo, sí podría orar que vean a Dios como amoroso y justo, no como un “ogro”. Por otro lado, supongamos que soy “supralapsario”. No podría orar exactamente que mis amigos acepten la misma posición, pero sí podría orar que crean que Dios es poderoso y soberano. Por lo tanto...en la próxima conversación, lo que sea mi posición, debo poner el énfasis en el honor de Dios, en reconocer sus atributos como corresponde. Si podemos estar de acuerdo en que Dios es amor, que es justo, que es poderoso y soberano, entonces, hemos logrado un acuerdo sobre lo más importante. Este filtro de oración me permite evaluar lo que debemos discutir y lo que podemos dejar al lado, y también me ayuda a enfocar el debate en forma correcta cuando realmente vale la pena continuar la discusión.
Creo que si pudiéramos detenernos un momento antes de empezar una discusión para preguntarnos, “¿Cómo debo orar acerca de esto?” (¡Y realmente orar!), evitaríamos muchas discusiones innecesarias y llegaríamos a entendernos mucho mejor. Me pregunto cuántas divisiones eclesiásticas se habrían evitado durante la historia si los líderes se hubiesen hecho esta pregunta. No estoy diciendo que no haya diferencias teológicas importantes que han dividido la iglesia. Por supuesto, hay doctrinas que están en el corazón del evangelio por las cuales debemos estar dispuestos a argumentar, como la muerte expiatoria de Cristo, la resurrección, y la justificación por la fe.
Estoy pensando más bien en las diferencias menos significantes entre evangélicos. ¿Estamos discutiendo los temas correctos, o hemos trazado las líneas de pelea en el lugar equivocado? El orgullo nos lleva a probar que tenemos razón, y que los demás están equivocados. Frecuentemente confeccionamos un “hombre de paja” de la posición contraria, y lo golpeamos hasta hacerle pedazos, sin realmente escuchar a los que sostienen la posición. De hecho, pienso que a veces ni queremos escuchar. Solamente queremos mostrar que nosotros tenemos razón. Espero que haya centrado las reflexiones en estos capítulos en los puntos que realmente son importantes.
Este estudio es para cristianos que ya tomaron la «leche» del evangelio, y están preparados para comer algo más sólido de la Palabra. No obstante, el contenido es más práctico que académico. Es para ayudar a tener una fe más fuerte, una fe que resista las dudas y que enfrente las dificultades. El apóstol Pablo dice que no debemos ser «niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina» (Efesios 4.14), y que debemos «fortalecernos en el Señor» (Efesios 6.10).
Para crecer en Cristo, hace falta una comprensión profunda de la gracia de Dios, el tema que unifica las reflexiones del libro. Vivir por gracia es un nuevo estilo de vida, que requiere de una decisión consciente y constante. Tenemos que «perseverar en la gracia» (Hechos 13.43) y «crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3.18).

PRIMERA LECCIÓN

DESDE EL PRINCIPIO HASTA EL FIN (JUSTIFICADOS Y SANTIFICADOS POR FE.

«Verdaderamente, somos mendigos». Martín Lutero Nota encontrado en su bolsillo cuando murió.
Una de las cosas más tristes que he hecho en mi vida fue llevar a un alumno del seminario al Hospital Psiquiátrico. Este joven había perdido contacto con la realidad. Su hermano le había dicho que ya no podía quedar en su casa, y él no tenía dónde pasar la noche, así que yo lo invité a mi apartamento. Despertó como a las tres de la mañana gritando y desorientado, convencido de que había recibido una comunicación directa del Señor. Aunque yo no lo había dicho, él captó que yo no estaba tan seguro de estas “revelaciones”, y se enojó conmigo.
Durante los próximos días, discutía con todo el mundo, diciendo cómo debemos manejar el seminario, y cómo vivir nuestras vidas. Creía que él era el único que estaba cerca de Dios, siguiendo Su voluntad, y los demás estábamos espiritualmente pobres. Empezó a cruzar las calles de Santiago de Chile, sin mirar el tráfico, y subía los buses para predicar a los pasajeros. Lo pusimos bajo el cuidado de un psiquiatra cristiano, pero pronto llegó a ser peligroso, no solamente para sí mismo, sino también para los demás.
Un día recibí una llamada histérica de nuestra secretaria, diciendo que él estaba amenazándola con una peineta, como si fuera un cuchillo. Llamé a la policía, y dijeron que no podían hacer nada hasta que realmente hiciera daño. Les dije, “¡Muchas gracias! ¡Llamaré de nuevo después de que haya matado a alguien!” Me recomendaron el Hospital Psiquiátrico. El hospital dijo que ellos no podían ir a buscarlo, y que tendríamos que llevarlo allá. Así que fui al seminario con un amigo, lo invitamos a dar un paseo con nosotros en mi camioneta, y lo llevamos al hospital, entrando por el portón principal. Cuando se dio cuenta de lo que sucedía, trató de escapar. Nunca olvidaré la escena cuando los guardias se tiraron encima de él, le pusieron una chaqueta de fuerza, y se lo llevaron, pateando y gritando. Yo sabía que teníamos que hacerlo, pero me sentía horrible y quería llorar.
Lo diagnosticaron con esquizofrenia, y le dieron medicamentos. Tuvo que quedar internado bastante tiempo. Un día, el psiquiatra jefe me invitó a una entrevista acerca del alumno. Lo que me asombró fue esto: El doctor me comentó que ¡la mayoría de sus pacientes eran evangélicos! Me sorprendió el dato, y le pregunté por qué. Me contestó que era por el sentido de culpa. Dijo que no tenía nada en contra del cristianismo, pero que muchas iglesias hablan demasiado de la ley y de cosas muy negativas, sin hablar del amor de Dios, del perdón, y de cosas positivas.
Mucha gente termina con un tremendo peso de culpa que trastorna su capacidad de relacionarse sanamente con el mundo. Me dio mucha tristeza porque debería ser precisamente nuestra relación con Cristo que nos libera de la culpa. Pienso que muchos evangélicos no han comprendido las implicaciones del hecho de que nuestra salvación es completamente por gracia mediante la fe. Fácilmente caen en un legalismo que impide el gozo que podemos tener en Cristo.
El autor David Seamonds [1] cuenta su experiencia cuando era misionero en la India. Un joven fue a pedirle un consejo, quejándose de un sentimiento de culpa, de ansiedad, de enojo, y de menosprecio de sí mismo. Cuando le hizo las preguntas típicas acerca de su lectura de la Biblia, su tiempo de oración, y su asistencia a la iglesia, supo que el joven le ganaba lejos en el uso de los medios de crecimiento; pasaba horas y horas leyendo la Biblia, orando, y participando en las actividades de la iglesia. Pero algo no funcionaba. En ese momento, Seamonds se dio cuenta de que el joven simplemente no estaba descansando en la gracia de Dios. Estaba tratando de lograr su propia santidad con esfuerzo humano. Seamonds concluyó que era posible hacer las cosas correctas, sin estar confiando realmente en el Señor, y esto cambió su ministerio completamente. Empezó a poner todo el énfasis en la gracia de Dios.
Martín Lutero también luchaba con un sentimiento de culpa, y trataba de lograr su propia santidad a través del sufrimiento. Dormía en el suelo, ayunaba, y se castigaba con látigos. Finalmente encontró la respuesta en  Romanos 1.17.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
El grito de la reforma fue «la justificación por la fe», y los evangélicos han estado enfatizando esta doctrina desde entonces. No obstante, hay un segundo aspecto de este versículo que también debe entusiasmarnos. Creo que Lutero lo entendió, pero no se ha prestado mucha atención a esta doctrina hasta años recientes. Esta enseñanza importante es que la santificación también es por la fe.
¿Qué significa que la justicia de Dios se revela «por fe y para fe»? En realidad, esta traducción (Reina Valera 1960) es difícil de entender. En el griego, dice literalmente, ek pisteos eis pistin, es decir, desde la fe hacia la fe. La palabra ek es una preposición usada frecuentemente para indicar movimiento de adentro hacia afuera, por ejemplo cuando alguien sale de una casa. El segundo término, eis, se usa para indicar movimiento desde afuera hacia adentro, por ejemplo cuando alguien entra la casa. Es decir, la justicia sale de la fe y vuelve a la fe, o comienza en la fe y termina en la fe. Creo que la traducción de la Nueva Versión Internacional comunica la idea: «por fe desde el principio hasta el fin». La vida cristiana es como un puente; comenzamos por la fe en un lado, y terminamos por la fe en el otro lado. El terreno que sostiene todo es la gracia de Dios recibida por fe.
Este versículo es una introducción al resto de la carta a los romanos, que primero trata el tema de la justificación (capítulos 1-5) y después trata el tema de la santificación (capítulos 6-8). Lo que quiere decir Pablo es que nuestra justicia no viene de nosotros, sino de Dios, y esa justicia incluye tanto nuestra justificación como nuestra santificación. Algunos piensan que tienen que seguir su vida cristiana por esfuerzo propio, pero es de vital importancia entender que la santificación también es por fe.

A. LA JUSTIFICACIÓN POR FE

La justificación tiene que ver con nuestra relación legal con Dios. Tiene dos aspectos: el perdón y la justicia positiva. Por la muerte de Cristo en la cruz, somos perdonados y somos considerados justos. Somos liberados de la culpa y recibimos la justicia de Cristo en nuestra cuenta, a nuestro favor. El resultado es que somos liberados del castigo que merecemos.
Es como si tuviéramos un libro de vida, lleno de anotaciones negativas. El Señor no solamente borra los pecados, sino también nos da un libro completamente nuevo, que contiene la justicia y las buenas obras de Jesucristo. La justificación es un veredicto divino en que Dios nos declara justos.
Romanos 3.20-28: Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Recibimos la justificación por la fe, y no por las obras. Si tratáramos de justificarnos por obras, ya no sería por gracia. Además, tendríamos que ser absolutamente perfectos, porque Dios es totalmente santo, y debe castigar el pecado. Sería como tratar de saltar a la luna. No podemos llegar a la luna sin un cohete, y Cristo es nuestro «cohete».
Antes de su conversión, el famoso predicador Charles Spurgeon asistía desesperadamente a una y otra iglesia.  Esperaba escuchar el secreto de lo que él debía hacer para obtener paz con Dios. Un día cuando caía mucha nieve, no pudo llegar a la iglesia que quería asistir, y tuvo que ir a una pequeña capilla cercana. Entró silenciosamente y se sentó muy atrás. El pastor no había llegado debido al mal tiempo, y estaba predicando un humilde laico con poca preparación. El hombre sencillo no sabía desarrollar un sermón; simplemente describía a Jesús en la cruz: los clavos, Su dolor, y la sangre.
Se fijó en el asistente desconocido, y le apuntó el dedo diciendo, «Joven, ¡mira a Cristo! » Desde ese momento los pensamientos de Spurgeon quedaron fijos en Cristo, imaginándolo en la cruz muriendo por él, y sintió la paz que tanto anhelaba. Se dio cuenta de que no tenía que hacer nada más; Cristo ya había hecho todo por él. Tal como dijo mi suegra cuando leímos Romanos 8, “¿Si Cristo murió por mí?, ¿cuál es mi problema?” Esto es la justificación por fe. Sucede en un solo momento cuando una persona acepta a Jesús como Su Señor y Salvador personal, y no se pierde nunca.

B. LA SANTIFICACIÓN POR FE

La santificación tiene que ver con el proceso de nuestro crecimiento gradual, y con nuestra relación personal con el Señor. Tal como en un matrimonio, hay un aspecto legal y un aspecto personal, también en nuestra relación con Dios. En el matrimonio, dos personas hacen promesas públicas, y firman un libro en el registro civil, haciendo un pacto legal. Esto se hace en un momento, y son declarados casados. Este primer aspecto corresponde a la justificación. Pero también viven juntos, experimentando un proceso de crecimiento en su relación. Aprenden cómo piensa y cómo se siente la otra persona. Procuran agradar y hacer el bien el uno al otro. Este segundo aspecto es parecido a la santificación.
Algunos no se percatan de que la santificación también es un aspecto de la salvación. No es algo que logremos por esfuerzo propio. Cristo nos salva de la culpa del pecado en la justificación, y nos salva del poder del pecado en la santificación.
Romanos 6.14. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Romanos 6.1-2: ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
2 Corintios 5.17; De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Es muy frecuente que alguien comienza su vida cristiana confiando plenamente en Cristo para su perdón, pero pronto cae en el error de tratar de santificarse por esfuerzo propio. He escuchado comentarios como, «Jesús me salva, pero yo tengo que esforzarme para vivir una vida santa». Otros dicen, «Debo ser santo para que Dios escuche mis oraciones y para que me utilice eficazmente en el ministerio». Aunque no debemos abusar de la gracia de Dios, esto es un engaño muy peligroso, porque pone todo el énfasis en lo que la persona puede lograr, y quita la vista del Señor.
Esto es justamente lo que pasó a los Gálatas. Comenzaron bien, pero pronto llegaron los legalistas, diciendo que deberían ser circuncidados y seguir las costumbres judías. Pablo advierte que eso sería legalismo. Creo que estamos haciendo algo parecido cuando pretendemos ganar puntos con Dios o lograr nuestra propia santificación.
Gálatas 3.3: ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
Piense en una rama suelta, tratando de producir fruto. ¡Simplemente no puede! Tiene que ser injertada a la vid primero. Es así de imposible que una persona se santifique por esfuerzo propio.
Juan 15.4-5: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Volviendo a la ilustración del viaje a la luna, este error sería como subir a una nave espacial (la justificación; ya está salvo) para llegar a la luna (la culminación de la salvación: la vida eterna y la glorificación), y ¡tirarse al espacio en medio del viaje (el proceso de la santificación), pensando que se puede seguir solo!
Recuerdo a un joven que no quería ir a su trabajo, porque el bus iba muy rápido. Le pregunté si era peligroso, y me dijo que eso no era el problema, sino que era un pecado ir a exceso de velocidad. Le pregunté si había hablado con el chofer, y me dijo que sí, pero que no le importaba. Le expliqué que, si él había hablado con él y no había un cambio, no era su culpa. Pero no le pude convencer que volviera a tomar el bus, y decidió tomar un taxi. Días después, me llamó de nuevo, diciendo que no podía ir al trabajo porque sus colegas escuchaban música en la radio que «no era edificante». Le pregunté si había hablado con las personas que ponían esa música. Me dijo que sí, pero que seguían escuchándola.
De nuevo, traté de convencerlo de que no era su culpa. Finalmente, dejó su trabajo y quedó encerrado en la casa. Su madre tenía que cuidarlo totalmente, aunque tenía más de treinta años. Cuando fui a conversar con él, me dijo que ya no salía, porque había «muchas tentaciones allá afuera». Es obvio que tiene algunos problemas psicológicos, pero también veo una confusión profunda acerca de la santificación. Estaba tratando de evitar la tentación y controlar su medio-ambiente de tal manera que no cometiera un pecado. ¿Cuál es el resultado? Termina pecando de todas maneras, y peor todavía, siendo totalmente irresponsable y dependiente. Posiblemente no escuche música mala, pero tampoco está siendo sensible, porque hace que su madre trabaje para él. No está cumpliendo con los mandamientos positivos acerca de lo que debe hacer. ¡Este no es el estilo de vida que el Señor desea para nosotros!
LO ESENCIAL
SOMOS JUSTIFICADOS Y SANTIFICADOS POR FE.
PARA APLICACIÓN PERSONAL
A) ESTUDIO BÍBLICO
Recomiendo comprarse un cuaderno para usar en su tiempo a solas con Dios. Es una gran bendición anotar lo que el Señor le está enseñando en Su Palabra, y también escribir las peticiones y motivos de acción de gracias para su tiempo de oración.
En su tiempo devocional esta semana, lea Gálatas 3 y 4. Anote sus ideas acerca de la justificación y la santificación por gracia.
B) ORACIÓN
Ocupe el Salmo 127.1-2 y el Salmo 23 como guía para su tiempo de oración.
C) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe desde el principio hasta el fin, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1.17
PARA CONVERSAR:
1. ¿Ha olvidado Ud. a veces que la santificación también es por gracia por medio de la fe? ¿Cómo se ha manifestado esta tendencia? ¿Cuál ha sido el fruto?
2. ¿Ha podido salir de esta trampa? ¿Cómo?
3. ¿Qué consejo le daría al joven de la India? ¿Al joven que quedó en su casa para evitar las tentaciones?

SEGUNDA LECCIÓN

HIJOS, NO ESCLAVOS

(PAUTAS DEL CRECIMIENTO POR GRACIA)
«Amar es la mitad de creer». Víctor Hugo
«El buen temor proviene de la fe, el falso temor proviene de la duda». Blaise Pascal, Pensamientos.
Me siento como hubiera sido criado en el Antiguo Testamento. Cuando era niño, yo imaginaba a Dios detrás de las dos tablas de los diez mandamientos, observando si cometía algún pecado. Sabía que era salvo porque Jesús había muerto en la cruz para perdonar mis pecados, pero en mi vida diaria, ponía mucho énfasis en la ley, y miraba poco a Cristo. Ahora me he dado cuenta de que estaba viviendo como un judío del Antiguo Testamento. Ellos miraban hacia adelante al Mesías, pero la ley estaba en el primer plano de su vista. Cristo estaba en la sombra de las dos tablas, por decirlo así. Sin embargo, ahora, después de Cristo, podemos mirar hacia atrás, y ver que Cristo está en primer plano. No descartamos la ley como una guía para saber la voluntad de Dios, pero las dos tablas de la ley están detrás de la cruz. Ahora miramos la ley en la sombra de Jesucristo.
Cuando viajo por la carretera en el automóvil, tengo que observar los letreros para llegar a mi destino. Sin embargo, si solamente quedo mirando los letreros, y quito la vista del camino, ¡voy a tener un accidente! Funciona así la ley; es un letrero bueno que nos guía hacia Jesús, pero ¡no debemos fijarnos tanto en la ley que no veamos a Cristo! A veces, tenemos la tendencia de preferir la ley, aunque parece una locura. ¿Por qué? Porque así sentimos que podemos hacer algo nosotros. En nuestra arrogancia, quitamos la vista del Señor y empezamos a confiar en nuestros esfuerzos.
Me gusta arreglar las cosas de la casa y del automóvil, pero tengo un problema: cuando algo no resulta, simplemente trato de empujar más fuerte. Si el tornillo no entra bien, trato de forzarlo, y a veces salta lejos, ¡y aplasto la mano con el desatornillador! Normalmente la fuerza bruta no da mejores resultados. Conviene guiar el tornillo con cuidado, y usar menos fuerza.
El mejor jugador de fútbol sabe que no puede simplemente patear la pelota lo más fuerte posible. Tiene que guiarla en el sentido correcto. En el béisbol, el jugador no puede simplemente batear lo más fuerte posible. Es más importante conectar bien con el bate en el centro de la pelota.
La vida cristiana es algo así. En vez de simplemente ponerle más «músculo», debemos aprender cómo crecer correctamente por gracia. Es cierto que no hay respuestas fáciles, y que pasamos la vida entera aprendiendo más acerca de esto. No obstante, quisiera ofrecer cuatro pautas importantes.

A. USAR LOS MEDIOS DE LA GRACIA

Obviamente, debemos usar los medios que Dios nos ha dado: la Palabra, la oración, el compañerismo cristiano, y los sacramentos. Si no usamos estas herramientas, estamos perdiendo muchas bendiciones simplemente por no hacer uso de algo que ya tenemos.
Es como el chiste del hombre que subió al techo de su casa y empezó a orar cuando el agua de un aluvión subía sobre su propiedad. Pronto llegó un bote, pero él rechazó su ayuda. «¡Gracias!», dijo, «el Señor me va a salvar.» Después, llegó un helicóptero, y de nuevo, negó el rescate, porque estaba «confiando en Dios». Finalmente, se ahogó y fue al cielo. Se presentó al Señor, y preguntó un poco molesto, «¿Por qué no me salvaste?», a lo que el Señor contestó, «Pero te envié un bote y un helicóptero, ¡y no querías aceptar Mi ayuda!»
Este chiste ilustra un punto: A veces nos quejamos de que avanzamos muy lentamente en la santificación, cuando ni siquiera estamos aceptando la ayuda que el Señor nos ha dado. Si no estamos orando y estudiando la Palabra, si no estamos asistiendo la iglesia y las reuniones de compañerismo, si no hemos sido bautizados y no estamos participando en la santa cena, no debemos sorprendernos si no estamos creciendo.
Pero esto no es todo. Como vimos en el capítulo anterior, es posible usar estas herramientas, sin crecer, si nuestra actitud no es la correcta.

B. PRACTICAR EL ARREPENTIMIENTO

El primer paso hacia una actitud correcta es la honestidad, especialmente consigo mismo. Tenemos que dejar de engañarnos, de pensar que casi hemos logrado la santidad, de soñar que falta un poquito de trabajo para lograr una gran estatura espiritual. La verdad es que estamos muy lejos de la meta de ser semejantes a Cristo. Somos egocéntricos, envidiosos, miedosos, impuros, y arrogantes.
Romanos 12.3: Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
La «gran mentira» de pensar que estamos bien se forma así: a) Cuando somos niños, no recibimos el amor incondicional, ni de nuestros padres, porque nadie es perfecto. 2) Empezamos a creer que debemos ser de cierta manera, o que debemos lograr ciertas cosas, para ser amados. 3) Construimos una imagen ideal de lo que queremos ser, para ser amados. 4) Empezamos a creer que somos así realmente, porque deseamos ser amados, y no queremos sentir el dolor del rechazo.
El problema es que así no enfrentamos nuestros verdaderos problemas, y por lo tanto, no los solucionamos tampoco. Dios desea la honestidad en lo más profundo del corazón. Esto se llama «integridad». Salmo 51.6 dice, «he aquí, tú amas la verdad en lo íntimo».
El Salmo 32 explica lo que sucede cuando no reconocemos nuestro pecado:
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. (vv. 3 y 4)
¡Es un peso insoportable!  Por otro lado, cuando confesamos nuestro pecado, hay alivio y gozo:
Salmo 32.1-2, 5; Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. ...Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Debemos practicar el arrepentimiento diariamente, porque pecamos diariamente, en nuestras actitudes, nuestros motivos, pensamientos, y acciones. Los peores pecados son interiores, como la arrogancia, la envidia, el resentimiento, y el egocentrismo.
El apóstol Pablo pensaba que él estaba bien, hasta entender el décimo mandamiento, que tiene que ver con una actitud, la codicia. En Romanos 7, explica el proceso de arrepentimiento. Se da cuenta de que hay algo en él que no puede controlar, una fuerza negativa que no puede dominar, y concluye que es el pecado. Termina clamando al Señor, pidiendo Su ayuda.
Romanos 7.19-25: Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado.
Como enseñaba C. John Miller, cuánto más grande vemos nuestro pecado, más grande vemos a Cristo.

Menor —————————————— Mayor reconocimiento del pecado.
El arrepentimiento no significa hacer penitencia, ni hacer nada para ganar nuestro perdón. El perdón es gratis. El arrepentirse es simplemente reconocer nuestro pecado y pedir perdón. Es una media vuelta hacia Jesús. Es un cambio de actitud.
1 Juan 1.8-10: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Me conmueve la figura de Jesús lavando los pies de los discípulos en Juan 13. Normalmente, se refiere a este pasaje para hablar del servicio, y por supuesto es una de las aplicaciones más importantes. No obstante, creo que el punto central es el perdón. El lavamiento simboliza el mayor servicio que podemos ofrecer: perdonar a alguien que nos ha ofendido. Cuando Pedro rechazó este servicio, Jesús insistió.
Pero cuando Pedro pidió que lavara el cuerpo entero, Jesús dijo que ya estaban limpios, pero no todos. Yo concluyo que estaba hablando de la limpieza del perdón. Judas no tenía ese perdón, porque no creía en Cristo. Pensando en este significado, me conmueve la actitud de Jesús: cuando Pedro no aceptaba Su servicio, Él insistió. Esto significa que Él realmente desea perdonarnos. En Su gran misericordia, ¡Le agrada perdonar! Cuando reconocemos lo profundo de nuestro pecado, también debemos reconocer la grandeza de Su gracia.

C. MANTENER LA VISTA EN CRISTO

Para crecer espiritualmente, debemos fijar la vista en Cristo, quien nos ha dado fe y quien aumenta nuestra fe. Cuando quitamos la vista de Él, empezamos a cojear. Si miramos a otros, o si miramos a nosotros mismos, tropezamos.
Hebreos 12.1-2: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Es curioso cómo crecemos por gracia. Casi sucede sin que nos demos cuenta, porque dejamos de pensar tanto en nosotros y pensamos más en Cristo. El que lucha tanto para crecer, y está muy pendiente de su propio estado espiritual, tiene la vista muy puesta en sí mismo, y no crece. El resultado es todo lo contrario de lo que quiere. Pero el que se olvida de sí mismo y solamente trata de acercarse al Señor para conocerlo más y amarlo más, empieza a parecerse a Cristo, en forma natural. Es como un hijo que empieza a parecerse a su padre, sin esforzarse. Simplemente sigue el modelo paternal instintivamente. Debería ser así con los hijos de Dios.
2 Corintios 3.18: Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Mantener la vista en el Señor significa depender totalmente de Él para nuestra santidad. Usamos los medios de gracia, pero confiando en Él para su eficacia. Jesús nos enseña en Juan 15 que sin Él no podemos hacer nada, pero si permanecemos en Él, daremos mucho fruto.
Juan 15.5: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Debemos vivir como un hombre «buzo», que tiene una manguera de oxígeno conectada en cada momento, y no como un «hombre rana» que usa estanques pequeños de oxígeno, y que vuelve de vez en cuando para buscar más. Nuestra dependencia del Señor es continúo. ¡Así podremos nadar en aguas más profundas también!

D. VIVIR COMO HIJOS DE DIOS, NO COMO ESCLAVOS

Otro aspecto importante de nuestra actitud es que debemos recordar que somos hijos, y no esclavos.
Romanos 8.14, 15: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Un esclavo siente que es propiedad de su amo, y que no es amado, mientras un hijo siente que pertenece a una familia, y que lo aman. Un esclavo no se parece a su dueño, mientras un hijo sí se parece a su padre. Un esclavo no espera heredar nada, pero un hijo espera recibir todas las posesiones de su familia. Un esclavo no tiene el privilegio de acercarse y hablar con su amo en cualquier momento, mientras un hijo siempre cuenta con una buena recepción de su padre. Cuando un amo castiga a un esclavo, es simplemente para corregir su conducta, mientras cuando un padre disciplina a su hijo, lo hace porque lo ama, y porque está pensando en su bien.
Hebreos 12.6: Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
Como hijos de Dios, confiamos en que Él va a encaminar todo para nuestro bien. Como hijos, queremos obedecer por amor, no por temor. Tenemos gozo en nuestra relación con Dios, y no estamos simplemente tratando de cumplir nuestro deber con una actitud amargada y resentida. Como hijos, nuestra santificación viene «desde adentro hacia fuera», y no desde afuera hacia adentro.
Agustín dijo, «Ama y haz lo que quieras». A primera vista, esto parece terriblemente equivocado. No obstante, analizándolo bien, en un sentido tiene razón. Lo que falta explicar es que, siendo regenerados, hemos experimentado un cambio en nuestra voluntad, y ahora lo que realmente queremos es cumplir la voluntad de Dios. Por supuesto, en algunos momentos cuando nos atrae la tentación, tenemos el deseo momentáneo de pecar. Pero, en lo más profundo de nuestro corazón, está el deseo de complacer al Señor.
Romanos 7.22: Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios.
Me llama la atención la diferencia entre los dos grandes escritores rusos, León Tolstoi y Fiodor Dostoiewski. 5 Ninguno era exactamente un santo, pero trataban de vivir la vida cristiana. Tolstoi se esforzaba para cumplir las exigencias de la Biblia, pero se sentía muy culpable. Escribió en una carta, «Soy culpable y vil, digno de ser despreciado.» Se desanimaba tanto que tenía que esconder las armas y las sogas en su casa, para evitar la tentación de suicidarse. Huyó de su casa, vivió como vagabundo, y murió solo en una estación de tren.
Por otro lado, Dostoiewski aparentemente comprendió la gracia de Dios. Casi fue fusilado entre un grupo de radicales, pero en el último momento, dispararon al aire. Después de ese traumático incidente, sintió que había nacido de nuevo. Cuando lo mandaron a la prisión en Siberia, una señora le dio un Nuevo Testamento, y no tenía nada más que leer durante años.  En la prisión, escribió un credo:
«Creo que no hay nada más hermoso, más profundo, más compasivo, más razonable, más valeroso y más perfecto que Cristo. Y no sólo no hay más, sino que me digo a mí mismo con amor celoso que jamás podría haberlo.»
En su lecho de muerte, llamó a su esposa y a sus hijos. Pidió que ella leyera la historia del hijo pródigo, y les dijo,
«Hijos míos, nunca olviden lo que acaban de escuchar. Tengan fe absoluta en Dios, y nunca duden de su perdón. Yo los amo profundamente, pero mi amor no es nada comparado con el amor de Dios. Aunque cometan un crimen horrendo y solo sientan amargura, no se alejen de Dios. Son sus hijos; humíllense delante de él, como delante de su padre; supliquen su perdón, y él se regocijará en su arrepentimiento, como el padre se regocijó en el de su hijo pródigo.»
En pocos minutos, falleció.
Esto debe ser la pauta para entender nuestra relación con Dios: somos hijos pródigos que hemos vuelto a casa. Nos habíamos alejado de Dios, viviendo entre los «cerdos» en el barro, comiendo algarrobas. Pero nuestro Padre celestial nos estuvo esperando, y corrió a recibirnos con los brazos abiertos. Ahora estamos en casa, y debemos vivir como hijos.
LO ESENCIAL
SOMOS HIJOS DE DIOS, Y NO ESCLAVOS.
PARA APLICACIÓN PERSONAL
A) ESTUDIO BÍBLICO
En su tiempo devocional esta semana, lea Hebreos 12.1-2, y Juan 15.1-5, y anoten ideas acerca del crecimiento por gracia.
B) ORACIÓN
Ocupe el Salmo 32 para guiar su tiempo de oración.
C) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! Romanos 8.14, 15.  
PARA CONVERSAR:
1. ¿Está usando los medios de gracia en forma regular? ¿Cómo podría mejorar su uso de ellos?
2. ¿Cuáles son sus luchas interiores más difíciles con el pecado? ¿Cómo podría vencerlos mejor?
3. ¿Cómo puede mantener la vista más centrada en Cristo?
4. ¿Se identifica usted más con Tolstoi o más con Dostoiewski? ¿Por qué? (¿Se siente usted más como esclavo de Dios o como hijo de Dios?) ¿Cómo podría fomentar la relación de hijo?  

TERCERA LECCIÓN

¿DÓNDE ESTÁ EL PILOTO?

“El gran acto de fe es cuando el hombre decide que no es Dios”.
Oliver Wendell Holmes junior, carta
En su novela La Peste, Alberto Camus relata la historia de un pueblo que sufre una plaga terrible. El médico, Dr. Rieux, que lucha arduamente contra los efectos de la plaga, siente que Dios es cruel, que está mirando desde el cielo en silencio. La novela plantea la pregunta, ¿Cómo puede un Dios bueno permitir tanta maldad? Esta inquietud, expresada de una forma u otra, es probablemente una de las causas más comunes del rechazo de Dios. ¿Cuántas personas han sufrido alguna tragedia que les hace cuestionar a Dios? ¡Probablemente usted mismo alguna vez! Muchos piensan que el sufrimiento humano nos obliga a elegir entre dos alternativas: que Dios es débil, o que Dios es malo. Frente a estas alternativas, prefieren creer que Dios no existe.
El propósito de las dos lecciones siguientes es probar que ninguna de las dos posiciones es correcta. Al contrario, Dios es todopoderoso, y Dios es bueno. Primero, en esta lección, estudiaremos la evidencia bíblica del hecho de que Dios está en control de todo. Después, en la siguiente lección, analizaremos el origen del mal y veremos que Dios encamina todo para nuestro bien.
¡El estudio de este tema dará una perspectiva nueva a toda su vida! ¡Tendrá una nueva paz y tranquilidad, confiando completamente en un Dios amoroso y soberano! Recuerdo la primera vez que empecé a creer que toda mi vida estaba en las manos de Dios: salí silbando, caminando livianamente, con un gozo que jamás había sentido.
Hoy día, más que nunca, el hombre vive estresado y angustiado. Una gran parte del problema es que ¡ha llegado a creer que él mismo es Dios! ¡Con razón se siente nervioso! Solamente la fe en Dios puede poner la vida en perspectiva y devolver el gozo y la alegría.

A. LA PROVIDENCIA DE DIOS

La Biblia enseña claramente que Dios gobierna todas las cosas que suceden. No hay nada que escape Su control. Este gobierno continuo se llama la providencia. Él planifica todo y hace que todo suceda de acuerdo con Su plan. Nunca cuestioné esta doctrina, porque parece ser un aspecto esencial de la naturaleza de Dios, parte de la definición de Dios.
Salmo 115.3: Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho.
Salmo 135.6: Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
Dios controla aun los eventos más pequeños.
Proverbios 16.33: La suerte se echa en el regazo; más de Jehová es la decisión de ella.
Su gobierno no tiene límite de tiempo o espacio.
Isaías 46.9-11: Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.
Nadie puede cambiar Sus planes.
Daniel 4.35: Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga, ¿Qué haces?
Absolutamente todas las cosas suceden de acuerdo con Su deseo.
Efesios 1.11: En Él tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.
Es bastante claro, ¿verdad? En realidad, si Dios no está en control, ¡no es Dios! Hay una película cómica llamada, ¿Dónde está el piloto? Se trata de un avión que vuela sin piloto. ¿Cómo se sentiría usted si el mundo no tuviera piloto? ¿Cómo se sentiría si pensara que Dios no estuviera en control del universo?
La Confesión de Fe de Westminster lo expresa así:
Dios, el gran Creador de todo, sostiene, dirige, dispone, y gobierna a todas las criaturas, acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por su sabia y santa providencia, conforme a su presencia infalible y al libre e inmutable consejo de su propia voluntad, para la alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, bondad y misericordia. (Capítulo V, párrafo A)

B. LA RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE

Aunque no he cuestionado la doctrina de la providencia de Dios, mi lucha ha sido la de reconciliar esto con la libertad y la responsabilidad del hombre. A primera vista, la doctrina de la providencia podría confundirse con el fatalismo, como si el hombre fuera un títere, respondiendo mecánicamente a los movimientos de las manos de Dios. Sin embargo, no es así.  Hasta ahora hemos visto un solo aspecto de la enseñanza bíblica.
El otro aspecto es que el hombre es un ser responsable, con su propia voluntad para tomar decisiones. Esto es tan obvio como la soberanía de Dios. Toda la Biblia supone que el hombre es responsable por sus actos. Por ejemplo, Adán y Eva fueron expulsados del Huerto de Edén por su pecado (Génesis 3).
Permítame explicar cómo yo entiendo el “libre albedrío”: El  hombre fue verdaderamente un agente libre en el huerto de Edén, no una máquina ni un títere. Una de las cosas más asombrosas que Dios ha dado al hombre es su libertad. Adán y Eva podrían haber escogido obedecer o desobedecer. No obstante, después de la caída, el hombre es esclavo del pecado, incapaz de escoger el bien, sin la intervención sobrenatural de Dios. Todavía tiene una voluntad, y toma decisiones, pero solamente está inclinado hacia el mal. Aunque puede hacer cosas que externamente parecen buenas obras, cuando tomamos en cuenta los motivos, aun esos hechos son corruptos.
Hebreos 11.6: Pero sin fe es imposible agradar a Dios.
Romanos 3.10-12: Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Génesis 6.5: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Efesios 2.1-3: Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Esto no significa que el hombre haya perdido su “voluntad” o su “libertad” en todo sentido. Douglas Wilson compara nuestra libertad humana con un brazo que saca cosas de un baúl. “La voluntad es simplemente el brazo que Dios ha dado a cada uno de nosotros para introducir en el baúl para sacar el contenido del corazón”. A esta libertad la llama “libertad natural”.  [2]  El brazo es libre para sacar cualquier cosa del baúl, pero no puede sacar algo que no esté allí. Este “brazo” todavía funciona después de la caída, pero el problema es que el baúl (el corazón) solamente contiene opciones pecaminosas.
Lo maravilloso es que, después de que el Espíritu Santo cambia nuestro corazón y nacemos de nuevo, ponemos nuestra fe en Cristo y somos realmente libres de nuevo. El pecado ya no enseñorea sobre nosotros (Romanos 6.14). Ahora, el baúl también contiene cosas buenas  que podemos sacar.
Pero todavía tenemos un problema teológico: La dificultad está en reconciliar esta “libertad natural” con la doctrina de la providencia. ¿Cómo puede el hombre ser realmente libre para escoger, si todo sucede de acuerdo con el gobierno directo de Dios? ¿Será solamente una ilusión nuestra libertad?
¡NO! No puedo negar la libertad humana sin anular mis propios pensamientos y contradecirme a mí mismo totalmente. Tendría el mismo problema de los evolucionistas, o los dialécticos, o cualquier que acepte un enfoque mecánico o impersonal del mundo. Si la teoría de la evolución es verdad, entonces mis pensamientos son nada más que el resultado de un proceso natural, de un movimiento impersonal de átomos.
Y si mis pensamientos son solamente un movimiento de átomos, en tal caso mi teoría de la evolución también es una reacción mecánica impersonal, y por lo tanto ¡no tiene ningún significado! Si el universo es como un gran reloj, pues mis pensamientos son nada más que un “tic toc” de ese reloj. Si yo quisiera negar la libertad de mis pensamientos, sería más consecuente quedarme callado, tal como Cratilo, el filósofo griego. Era discípulo de Heráclito, quien creía que todo estaba en constante movimiento como un río.
Algunos de los pensadores de su tiempo (como Gorgias) abandonaron la posibilidad de conocimiento y comunicación. ¿Por qué? Porque no puedo sostener que el universo es un gran río que fluye, y pretender que estoy sentado a la orilla observándolo, como si no fuera parte de él. Si el universo es un río, yo soy parte de esa corriente, y ya no puedo hacer comentarios significativos acerca del río, mucho menos tratar de comunicarme con otra persona que también es parte del mismo río. Por lo tanto, aunque no lo comprendemos, no podemos evitar creer en la libertad del pensamiento del hombre. Es una presuposición innatamente necesaria.
Sin embargo, cómo armonizar las enseñanzas de providencia y libertad humana es un misterio que escapa a la lógica de la mente humana. Hay dos perspectivas para ver los sucesos de la historia humana. Es como ver todo primero desde lejos, a través de un telescopio, y después ver todo de cerca, a través de un microscopio.
Desde una perspectiva, Dios planifica todo y hace que todo suceda de acuerdo con Su plan. Esto es como ver todo desde lejos, a través de un telescopio. Es el cuadro grande. Dios vive más allá del tiempo y del espacio, así que para él, la historia de la humanidad es como un momento en la eternidad.
2 Pedro 3.8: Más, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
Desde otra perspectiva, el hombre ocupa su propia voluntad para tomar decisiones, y cada decisión cambia el rumbo de la historia. El hombre vive inserto en el tiempo y en el espacio, viviendo cada momento en forma sucesiva. Esto es como ver todo de cerca, a través de un microscopio, examinando los detalles.
Si Dios no mostrara en la Biblia la perspectiva grande, la única perspectiva que observaría el hombre sería la  pequeña. Esto disminuiría la grandeza de Dios, y tendríamos menos confianza en Él. Pero si Dios no mostrara también la perspectiva pequeña, el hombre posiblemente caería en un fatalismo pasivo. Dios nos ha revelado tanto el cuadro grande como el pequeño, para que le demos la gloria que le corresponde, y para que también actuemos responsablemente.
La oración es un ejercicio realmente misterioso en que se manifiesta el hecho de que creemos estas dos verdades que no aparentemente irreconciliables. En la oración, practicamos tanto la soberanía de Dios como la responsabilidad del hombre. Por un lado, la oración muestra que confiamos en Dios como soberano. Si no controlara todo, ¿cómo podríamos confiar en Él para contestar la oración? Por otro lado, la oración muestra que creemos que nuestra participación de alguna manera forma parte importante del desarrollo del plan de Dios. No oraríamos si no pensáramos que hace una diferencia.
El hombre, con la mente limitada, no puede comprender exactamente cómo estas dos perspectivas se pueden armonizar. No obstante, en la mente infinita de Dios, sí se armonizan.
El hecho de que no somos capaces de comprender algo no significa que no sea la verdad. Aceptamos muchas cosas que no comprendemos. Por ejemplo,  aceptamos tranquilamente la luz, sin entenderla, sabiendo solamente que tiene cualidades de partícula y también de onda. Aceptamos las emociones, sin saber cómo funcionan. Aceptamos el hecho de que el universo no tiene fin; no logramos imaginar lo infinito, pero sabemos que no podría ser de otra manera.
Cuando era niño, hacíamos un viaje de 30 kilómetros en el automóvil dos veces cada domingo para ir a la iglesia, una vez en la mañana y otra vez en la noche. Cuando volvíamos en la noche, me gustaba echar mi cabeza hacia atrás y mirar la multitud de estrellas brillantes por la ventana. Puedo recordar el momento en que mi di cuenta de que el universo no tenía techo. Estaba tratando de imaginar lo más lejos posible, preguntándome qué había allí. Primero, imaginé un muro grande, como un techo inmenso, pero inmediatamente me di cuenta de que no podía ser así. Pensé dentro de mí mismo, “Si hay un muro, tiene que haber algo al otro lado del muro, así que el muro no puede ser el fin”. ¡Casi explota mi cabeza con el pensamiento! Quedé reflexionando acerca de la grandeza del universo, convencido de que no tenía fin, pero incapaz de asimilar esa verdad.
Creemos muchas doctrinas que no comprendemos. Creemos en la trinidad, sin captar cómo Dios puede ser un solo ser, pero tres personas, a la misma vez. Creemos que Jesús era tanto humano como divino, pero no podemos comprenderlo. Todos los milagros realmente escapan nuestro razonamiento. En un sentido, hay dimensiones de la verdad que nos escapan aun en las cosas más simples. Como dice John Frame, “Aun acerca de ‘2 + 2 = 4’, podemos decir que Dios conoce aspectos profundos de significado que no conocemos.” [3] Esto no significa que sea imposible conocer la verdad, o que no decimos la verdad cuando decimos que “2+2=4,” pero significa que no comprendemos completamente, en el mismo sentido que Dios comprende. Francis Scheffer hizo una distinción útil entre conocer algo “verdaderamente” y conocer algo “exhaustivamente”.
De la misma manera, sabemos que Dios controla todo lo que sucede, y sabemos que somos libres para tomar decisiones, pero no entendemos cómo se armonizan estas dos verdades. Por un lado, si Dios no controla todo, no sería Dios. Sabemos que la providencia es verdad, porque ¡no podemos creer que NO sea verdad! Por otro lado, si el hombre no pudiera tomar decisiones, ¡no sería hombre! De nuevo, no podemos comprender la libertad en un mundo gobernado por un Dios soberano, pero sabemos que somos libres. Nuestros pensamientos no significarían nada, si no fuéramos libres. ¡No podemos creer que NO sea verdad!
Isaías 55.8: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Romanos 11.33-36: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él son todas las cosas. ¡A él sea la gloria por los siglos! ¡Amen!
Pensemos en un ejemplo: Si yo tengo un lápiz en la mano, yo puedo decidir si lo dejo caer al suelo o no. No quedó paralizado, pensando, "¿Habrá Dios predestinado que yo deje caer el lápiz?" Simplemente lo decido, y lo hago. Sin embargo, después de hacerlo (si Dios no interviene de alguna manera extraordinaria, impidiéndolo), puedo reconocer el hecho de que Dios lo había planificado. Es así con todo; Dios planificó todo, pero de todas maneras tenemos que vivir cada experiencia en la sucesión de tiempo, tomando decisiones, relacionándonos con Dios momento por momento.
Alguien dijo que la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre son como dos rieles de un tren que se extienden hacia el cielo; parece que nunca se van a juntar las dos líneas, pero cuando llegan al cielo, donde Dios comprende todo, se unen.

C. LA RELATIVIDAD DEL TIEMPO

Creo que el concepto del tiempo puede ayudarnos a aceptar el misterio de doble filo: providencia y libertad. Aceptarlo, no comprenderlo. ¿Alguna vez ha pensado en la relatividad del tiempo? Cuando usted ve una estrella caer, ¿cuándo se quemó? Desde su perspectiva, acaba de suceder, pero si la estrella estaba tres años luz de la tierra, desde la perspectiva desde allá, sucedió hace tres años. Desde la perspectiva de una estrella a tres años luz de distancia, lo que usted está haciendo en este momento, no ocurrirá por tres años. Quizás no le impresione, pero vamos más lejos todavía. Vamos millones de años luz de aquí. ¿Cuándo suceden los eventos allí? Todo depende de su punto de vista.
Esto se complica más todavía cuando aprendemos, gracias a Einstein, que el tiempo, la velocidad, y la masa son interdependientes. Si un astronauta viaja rápidamente, el tiempo se decelera. Las leyes de Newton, como “la distancia equivale la velocidad multiplicada por el tiempo”, son prácticas, pero no son exactas.
Cuando nos enseñaron la teoría de la relatividad en una clase de física en la escuela secundaria, me inquietó mucho, porque empecé a pensar que todo era relativo. Pensé, si todo el universo se achicara por la mitad en el mismo instante, ¿nos daríamos cuenta? El próximo paso iba a ser abandonar la certeza del conocimiento. Pero había una sola cosa que me ayudó a escapar del suicidio intelectual: mi fe en Dios. Me di cuenta de que, si todo se achicara repentinamente, Dios sí lo sabría. Lo mismo se puede decir del tiempo. Dios está por encima y fuera del tiempo.
Einstein dijo, “El pasado, el presente, y el futuro son ilusiones, aunque son bastante porfiadas”. [4] Los científicos están diciendo ahora que el tiempo es un paquete. Paul Davies, físico australiano, dice
“La conclusión más acertada es que tanto el pasado como el futuro son fijos. Por esta razón, los físicos prefieren hablar del tiempo como algo extendido en su totalidad un mapa del tiempo, similar a un mapa de la geografía con todos los eventos del pasado y del futuro, ubicados juntos. Es una noción que a veces llaman un bloque de tiempo. Totalmente ausente de esta descripción de la naturaleza es cualquier idea que separe un momento privilegiado como el presente, o cualquier proceso que cambiara los eventos futuros en eventos del presente, y finalmente a eventos del pasado. En breve, los físicos no aceptan el fluir o el pasar del tiempo.”  
¡Increíble! Esto tiene sentido, especialmente cuando incluimos a Dios. Él es el único que comprende el tiempo y el espacio, y Él puede ver cómo se armoniza todo, el pasado, el presente, y el futuro. Para el hombre, el tiempo es relativo, pero Dios es el punto de referencia para todo. Esto da nuevo significado al versículo citado arriba.
2 Pedro 3.8: Más, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
¿Alguna vez ha visto una película de ciencia ficción en que se retrocede en el tiempo? Cuando la gente vuelve hacia atrás, pueden cambiar sus decisiones, pero de alguna manera los eventos se convierten en el mismo futuro. Tiene que resultar igual, porque si no, el contexto del comienzo de la película cambiaría, y ¡ellos podrían auto-destruirse! Por ejemplo, en “Regreso al futuro”, el joven protagonista (representado por Michael J. Fox) retrocede en el tiempo y observa a sus padres cuando se enamoraron. Si algo sucediera que evite que ellos se enamoren y se casen, ¡él no existiría! Esto apunta al hecho profundo que, tal como toda la naturaleza es interdependiente, así son los momentos de la historia. Todos los tiempos están interconectados, y solamente Dios ve el cuadro completo.
Al riesgo de ser malentendido, para Dios, mirar la historia debe ser algo como mirar una película que retrocede en el tiempo. Él ya sabe cómo termina. Incluso, ¡Él hizo la película!
Cuando vivimos los momentos de esa historia, realmente ejercemos nuestra “libertad natural”, pero no podemos cambiar los eventos que sólo Dios gobierna. No puedo expresarlo mejor que el proverbio sucinto:
Proverbios 16.9: El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos.
Felizmente, no tenemos que entender todo esto para vivir nuestras vidas para la gloria de Dios. Solamente se nos exige confiar en Él, hacer lo que Él dice, y dejar las consecuencias en Sus manos.
Deuteronomio 29.29: Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
LO ESENCIAL
DIOS GOBIERNA TODO LO QUE SUCEDE.
A) ESTUDIO BÍBLICO
En su tiempo devocional esta semana, lea los capítulos 39-41 del libro de Job.
Job quería saber por qué sufría tanto. Estos capítulos son la respuesta de Dios, pero no exactamente el tipo de respuesta que esperaba Job. Analice usted cuál es el punto principal de estos capítulos, y anote sus ideas en el cuaderno. ¿Cuál es la respuesta de Dios? ¿Qué significa esto para usted?
B) ORACIÓN
Ocupe las palabras de Job en capítulo 42, versículos1-6 como guía para su tiempo de oración.
C) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Efesios 1.11
1. ¿Puede pensar en otros pasajes bíblicos que apoyan la doctrina de la providencia?
2. ¿Puede pensar en pasajes que apoyan la libertad y la responsabilidad del hombre?
3. ¿Cómo le hace sentir el hecho de que Dios está gobernando todo lo que sucede?
4. ¿Qué diferencias prácticas hace en su vida el hecho de saber que Dios es soberano?
5. ¿En qué tipo de momento le ayuda más saber que Dios está en control?
6. ¿Puede contar alguna experiencia en que le ayudó esta doctrina?

CUARTA LECCIÓN

¿POR QUÉ, SEÑOR?

Me pregunté por qué murió mi padre cuando yo tenía diecisiete años. Muchos has cuestionado el propósito divino en permitir la tragedia en Nueva York, el 11 de Septiembre de 2001. I wondered why my father died when I was seventeen. Many people have questioned the divine purpose in allowing the tragedy of New York in September 11, 2001. ¿Qué de los terremotos y los niños enfermos? La mayoría de las personas se pregunta en algún momento por qué Dios permite el mal. Quizás no como una pregunta filosófica, sino como una pregunta personal.
El famoso filósofo existencialista Alberto Camus desarrolló una amistad con el pastor de la Iglesia Americana en París, Howard Mumma, y el pastor escribió un libro acerca de los diálogos fascinantes que tuvieron. Una vez Camus le explicó la razón de su decepción con la vida.
“El silencio del universo me ha llevado a la conclusión de que el mundo no tiene sentido. Este silencio tácitamente aprueba los males de la guerra, de la pobreza, y del sufrimiento de los inocentes. He estado inmerso en este sufrimiento y pobreza desde el auge del fascismo y el nazismo de Hitler. Así, ¿qué haces? Para mí, la única respuesta era cometer suicidio, intelectual o físico, o abrazar el nihilismo y seguir sobreviviendo en un mundo sin sentido.
Mientras siempre confiaba en el universo y en la humanidad en el abstracto, mi experiencia me hizo empezar a perder la fe en su sentido en la práctica. Hay algo que está horriblemente mal. Soy un hombre desilusionado y exhausto. He perdido la fe y la esperanza, desde el éxito de Hitler. ¿Será sorprendente entonces que, a mi edad, estoy buscando algo en que creer? Perder la vida es una cosa pequeña. Pero perder el sentido de la vida, observar que se desaparece la razón, es insoportable. Es imposible vivir una vida sin sentido. ” [5]
Es fácil comprender la desilusión que causó Hitler. Sin embargo, podemos aprovechar esta situación para defender nuestra fe.
¿Qué le podríamos decir a Camus? Hay algo claro: no podemos decirle que Dios no tenga suficiente poder para evitar el mal.
Pero, si aceptamos el hecho de que Dios es todopoderoso, entonces, ¿Por qué permite tanta maldad? ¿Por qué Dios no usa Su poder para solucionar los problemas? ¿Cómo podemos creer que Dios es omnipotente y bueno a la misma vez?
Esto presenta un dilema para los creyentes también. Cuando tenemos un accidente, o nos enfermamos, tendemos instintivamente a preguntar, “¿por qué el Señor permitió esto? ¿Será un castigo? ¿Habré hecho algo para merecer esto”?
En este capítulo, estudiaremos la evidencia bíblica acerca del origen del mal y acerca de lo que hace Dios para ganar la victoria sobre el mal. Mostraremos que Dios encamina todo para nuestro bien, una doctrina bíblica que es el mejor remedio para el desánimo y la desilusión.

A. EL SUFRIMIENTO PROVIENE DEL PECADO HUMANO

Imagine el huerto de Edén, donde todos vivían en armonía. Hablaban solamente palabras de ánimo y de cariño. No había ninguna enfermedad, ningún huracán, ningún terremoto, ningún gemido de dolor, ninguna pelea, guerra, o lágrima. Los insectos no picaban a los hombres. Los perros y gatos jugaban alegremente, y los leones descansaban con las ovejas. ¡Así creó Dios el mundo!
Génesis 1.31 dice: Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.
No solamente era todo bueno, sino que era bueno en gran manera. ¡Qué maravillosa la creación!
Pero pronto leemos acerca de la caída, la desobediencia de Adán y Eva, trayendo la trágica corrupción de la creación. (Génesis 3.6-10).  La palabra caída parece muy pequeña para describir lo que pasó en ese momento. Fue una verdadera bomba atómica, haciendo pedazos al universo. Fue una espada filuda y cruel, cortando los lazos de amor y armonía.
Génesis 3.7-19 nos describe las consecuencias del pecado: El hombre se esconde de Dios, y le tiene miedo. Tiene vergüenza de sí mismo. Adán echa la culpa a Eva, y Eva a la serpiente. Sufren dolor, y trabajan con sudor. Y la muerte es inevitable.  En una palabra, el pecado trajo conflicto: conflicto entre el hombre y Dios, entre el hombre y su prójimo, entre el hombre y la naturaleza, y entre el hombre y su propio corazón.
¿Por qué Dios hizo al hombre con la libertad para desobedecer? Es peligroso tratar de adivinar los propósitos divinos, cuando la Biblia no los revela claramente. No obstante, los conceptos bíblicos acerca de Dios nos permiten suponer que Él no quiso el amor y la obediencia del hombre en forma obligada o forzada, sino en forma voluntaria, del corazón. Si no existen las dos opciones, de obedecer o no obedecer, de amar o no amar, entonces el “amor” y la “obediencia” no tienen mucho sentido. Algunos hombres “se enamoran” con su automóvil, ¡pero no he escuchado de ningún automóvil que se enamoró de su dueño! Las máquinas no tienen sentimientos. Dios quería algo más que una simple obediencia mecánica.
La caída del hombre es una historia muy conocida, pero es imprescindible empezar aquí. Tenemos que hacer hincapié en el hecho de que Dios no tiene la culpa del mal que existe en el mundo, sino que el hombre mismo tiene la culpa, ¡el que se queja con Dios por la existencia del mal!

B. SATANÁS TRATA DE DESTRUIRNOS

Pero el hombre no es el único involucrado. Satanás fue el que tentó a Adán y a Eva. El diablo es el espíritu de maldad, el padre de mentiras, el ángel caído, nuestro gran enemigo. Él busca nada más que nuestro daño en cada evento en nuestra vida, y nos tienta constantemente. Él goza perversamente de nuestro dolor y de nuestro fracaso. 1 Pedro 5.8 dice que es como un “león rugiente” que “anda alrededor buscando a quien devorar”. Efesios 6.12 dice que nuestra lucha verdadera es “contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

C. DIOS ENCAMINA TODO PARA NUESTRO BIEN

¡Gracias al Señor que Él es más poderoso que Satanás y que siempre busca nuestro bien! Romanos 8 es el capítulo que explica cómo funciona esto.
Primero, Pablo explica que Dios encamina todo para el bien de los cristianos. ¿Por qué? Porque Su propósito con ellos es que lleguen a ser como Jesucristo. Dios no promete prosperidad material aquí, ni poder sobrenatural, sino bendición espiritual. Todas nuestras experiencias ayudan a crecer espiritualmente.
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
El argumento es que, si Dios entregó a Su propio hijo por nosotros, ¡no hay límite a lo que haría por nosotros!
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Pablo concluye enfáticamente y poéticamente, que no hay nadie ni nada que pueda impedir el propósito amoroso de Dios para nosotros.
33 Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
El punto de este capítulo del libro depende del punto que destacamos en el capítulo anterior. Si Dios no gobernara todo lo que sucede, no podríamos confiar en que Él vaya a encaminar todo para nuestro bien. Pero sabemos que Dios sí está en control, y eso nos ayuda a aceptar las experiencias negativas. A veces no sabemos exactamente por qué Dios permite un cierto problema, pero por lo menos sabemos que Él sabe por qué.
Esto es el punto del libro de Job. Job era un hombre justo, pero Dios permitió que Satanás lo afligiera, como una prueba de su fidelidad. Perdió sus posesiones, su familia, y su salud. Los amigos de Job trataron de convencerle que había hecho algo terrible para merecer el sufrimiento, pero Job sabía que no era así, y reclamaba, preguntando al Señor por qué había permitido su aflicción. Si lo analizamos un poco, comprenderemos que Dios no le podía decir por qué estaba sufriendo, justamente porque era una prueba. Supongamos que Dios le  dice, “¡Espere un poco más, Job! Lo que no sabes es que estoy tratando de mostrar a Satanás que me sirves porque me amas, y no solamente porque te he prosperado!” Habría sido mucho más fácil para Job, pero habría hecho inválida la prueba.
Dios aparece a Job al final del libro (Job 38-41), pero no le contesta la pregunta de Job. Al contrario, le hace algunas preguntas acerca de la creación: ¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? (38.4) ¿De dónde viene la luz? (38.19) ¿Has visto el avestruz, tan estúpido que esconde sus huevos en la arena, pero cuando corre, ni el caballo lo alcanza? (39.13-18) ¿Qué quiso decir el Señor con todas estas preguntas? Sólo quiso poner a Job en su lugar. Había muchas cosas que no entendía, y por lo tanto, ¡no debería sorprenderle que tampoco fuera a entender por qué sufría!  Tenía que aceptar el hecho de que Dios era bueno y justo, aunque no entendiera Sus propósitos.  Sólo le pedía que confiara en Él. En otras palabras, Job tenía que creer que Dios era todopoderoso y también que era bueno.
En cada evento que nos sucede, hay múltiples actores: Dios, Satanás, nosotros mismos, y otros, cada uno con su propia intención. El Señor está siempre actuando en todo para nuestro bien, y Satanás está actuando para hacernos daño. Todos los problemas en la vida nacieron originalmente en el huerto de Edén, causados por el pecado y la caída, y desde entonces sigue la guerra cósmica entre el bien y el mal, entre Dios y Satanás. Dios está gobernando la historia del mundo para eliminar la maldad, traer la salvación, y restaurar la armonía, pero Satanás está luchando en cada momento para los designios de Dios. Mientras tanto, tenemos que soportar las pruebas con fe, sabiendo que Dios hará algo bueno en ellas.
Aunque Dios no explica en cada prueba el propósito particular que tiene, Él sí ha explicado algunos de los propósitos en general del sufrimiento. Podemos suponer que las bendiciones que Él quiere darnos a través de nuestro problema podrían encontrarse entre los siguientes propósitos:

D. ALGUNOS PROPÓSITOS DEL SUFRIMIENTO

1. Nos produce crecimiento espiritual, y ¡vale la pena!
Romanos 5.3-4: Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
Santiago 1.2-4: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Más tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
2. Nos ayuda a entender y a consolar a los demás.
Mi padre falleció cuando yo tenía diecisiete años, y estoy seguro que esto me ha ayudado a comprender a otros en su momento de dolor. No trato de predicarles un sermón o decirles cómo deben sentir. Sé que de cierta manera, están en “shock”, y lo que más necesitan es que alguien esté dispuesto a escucharles un poco cuando quieren hablar, que les den un abrazo, y quizás que alguien se preocupe por los pequeños detalles que no pueden recordar en ese momento.
2 Corintios 1.3-5: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,  el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
Alguien podría objetar, “pero, si nadie sufriera, ¡nadie tendría que consolar  a nadie! ¿No sería mejor eso?” Sólo puedo decir que hay algo profundamente sano y bondadoso en aprender a consolar a otras personas. Nos asemejamos a Cristo cuando lo hacemos, y así experimentamos algo de lo divino.
3. Puede ser una prueba (como en el caso de Job).
No olvidemos que nuestras pruebas tienen consecuencias más allá de la tierra y la humanidad. Hay testigos celestiales que están observando, tal como en el caso de Job. Cuando resistimos una prueba, los ángeles también cantan victoria.
1 Pedro 1.6-7: En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,  para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
4. A veces es disciplina paterna amorosa.
Recuerdo muy bien las veces que tenía que ser disciplinado por desobedecer a mis padres. Me hacía darme cuenta de la importancia de mis hechos. También estoy seguro que, aunque ha sido doloroso para mí hacerlo, mis hijos han crecido en su carácter por las veces que he tenido que usar la “cuchara de palo”.
Hebreos 12.4-8: Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;  y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
¡A veces necesitamos un par de “palmadas” de parte del Señor! Puede ser la única manera que Él puede llamarnos la atención. Tal como un buen padre tiene que castigar a sus hijos a veces, Dios también a nosotros. Pero es importante destacar la diferencia entre esta disciplina paternal y un castigo vengativo. La disciplina de Dios para sus hijos tiene un fin positivo, para que crezcamos, y es motivado por el amor. Cuando Dios disciplina, no deja de amarnos. Podemos suponer que le duele tener que hacerlo, pero sabe que es para nuestro bien. El castigo vengativo, como lo ejerce el estado con un criminal, por ejemplo, es para producir miedo, para hacer retribución, y para que el criminal “pague” por su crimen.

E. ¿CÓMO REACCIONAR AL SUFRIMIENTO?

La historia de José en Génesis ilustra cómo debemos reaccionar al sufrimiento, tomando en cuenta la soberanía de Dios. Sus hermanos lo habían traicionado, vendiéndolo como esclavo. No obstante, Dios utilizó a José en Egipto para almacenar trigo y salvar la vida de muchas personas durante un tiempo de hambre, incluyendo a su propia familia.
En el versículo 20 del capítulo 50, cuando José se revela a sus hermanos, él dice:
Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien.
Este versículo expresada dualidad que hay en todos los sucesos en nuestras vidas, y nos explica el secreto de cómo reaccionar al sufrimiento. Por un lado, hay que reconocer lo malo en la experiencia. Por otro lado, hay que reconocer lo bueno.
Esto significa que si me fracturo una pierna, no tengo que fingir que no me duele, o ¡pretender que estoy contento con el dolor! Sin embargo, puedo recordar que por algo el Señor lo permitió, y confiar en que él lo va a convertir en una bendición. ¡Esto es lo que hace tan maravillosa la doctrina de la soberanía de Dios! ¡No podemos perder! Pase lo que pase, ¡salimos victoriosos!
Romanos 8.31: ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Romanos 8.37: Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
El mejor ejemplo de cómo Dios encamina todo para el bien es la muerte de Jesucristo. ¡El mismo evento fue terrible y maravilloso! Los malvados que lo crucificaron cometieron el crimen más horrible de la historia, ¡pero Dios lo había planificado y lo encaminó para nuestra salvación! Si el Señor puede convertir esa maldad en algo tan bueno, ¿qué cosa no puede encaminar para nuestro bien?
Podemos aplicar esta promesa a nuestra familia y a nuestros amigos también. Durante unos meses, cuando vivía en Santiago, sufría de desmayos repentinos. Estaba en el supermercado con Angélica una vez, empujando el carrito con alimentos, y sentí que me iba caer al suelo. Me apoyé en el carrito, y no caí. Varias veces me pasó algo parecido. Por fin, fui al médico. Cuando me mandó a hacer exámenes de corazón (electrocardiograma)  y de cerebro (scanner), confieso que sentí miedo. Empecé a analizar las consecuencias de una posible enfermedad grave.
Después de varios días, llegué a la conclusión de que en realidad, yo estaba preparado para morir y estar con el Señor. Sería mejor para mí. No obstante, ¡no era tan fácil aceptar las consecuencias para mi familia! Tenía una esposa y dos hijos pequeños. Nicolás tenía tres años, y Melany tenía sólo un año. Me costaba mucho creer que sería mejor para ellos vivir sin su padre. El único consuelo que pude obtener venía de Romanos 8.28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Lo nuevo para mí en este caso fue aplicar la promesa a ellos también.
Es decir, si me pasara algo, de alguna manera, aunque costaba entenderlo, Dios lo encaminaría para su bien. Creo que el Señor permitió este tiempo de meditación para enseñarme esa verdad importante. Felizmente, los resultados de los exámenes mostraron nada más que una sinusitis muy fuerte. Creo que la contaminación ambiental en Santiago y un exceso de café contribuyeron a los desmayos también. Lo importante es que no tenía nada grave, y que había aprendido una buena lección.
A) BIBLIA
Esta semana, haga un estudio de dos ejemplos de sufrimiento que Dios encaminó para bien. Lea 2 Corintios 12.1-13 y Filipenses 1.12-30. Anote los eventos negativos, y cómo Dios los usó para bien.
B) ORACIÓN
Lea 1 Tesalonicenses 5.16-18 para guiar su tiempo de oración. Piense en los problemas que usted está experimentando ahora. Dé gracias a Dios, ¡porque él va a convertirlos en algo bueno para usted!
C) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8.28.
PARA CONVERSAR:
1. Piense en algún ejemplo en su vida cuando algo malo le sucedió, pero Dios lo encaminó para su bien.  Explique.
2. Identifique algunas maneras en que usted está sufriendo ahora, y anote algunos posibles propósitos que Dios tiene en permitirlo.

QUINTA LECCIÓN

UN INDULTO PRESIDENCIAL

“Yo no intento comprender para creer, sino que creo para entender”.  San Anselmo, Proslogion
Cuando un asesino ha sido condenado a la muerte, normalmente hay una sola persona que puede perdonar su sentencia: el presidente del país. Este perdón se llama un “indulto presidencial”. (En los Estados Unidos, le corresponde al gobernador del estado.) Todo ser humano está en las mismas condiciones frente a Dios; merece ser condenado eternamente, y sólo Dios puede librarle de su sentencia.
Una de las enseñanzas bíblicas que nos da la seguridad de nuestra salvación es el hecho de que Dios decide quién será salvo. Al principio, esta doctrina puede inquietarnos un poco, si no la entendemos bien, pero después de estudiarla y entenderla, ¡es una fuente de mucho gozo! En esta lección estableceremos el fundamento bíblico para la doctrina de la elección, y buscaremos respuestas para algunas dudas al respecto.

A. LA ELECCIÓN

Si Dios gobierna todo lo que sucede, esto tiene que incluir la salvación. De otro modo, existiría algo muy importante fuera de Su control. La Biblia enseña que Dios eligió a los que iban a ser salvos, desde antes de la creación del mundo.
Efesios 1.3-4: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.
Dios mismo tomó la iniciativa para salvarnos.
Juan 15.16: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto.
1 Juan 4.10: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Dios tenía un plan para ciertas personas que Él había amado y elegido: quería hacer que fueran como Jesucristo, Su Hijo. Para lograr eso, las llamó, las justificó, y las glorificó. Este plan de redención se llama la predestinación. Las Escrituras son claras:
Romanos 8.28-30: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
2 Tesalonicenses 2.13-14: Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
La elección no está basada en nada que Dios haya previsto en nosotros, ni en ningún mérito nuestro, sino en Su decisión libre, soberana y misteriosa. No sabemos qué criterio usó para seleccionar a estas personas, excepto el hecho de que las amaba.
Pablo dedica una gran parte del capítulo 9 de Romanos a este tema. Explica que el principio de la elección se ve a través de todo el Antiguo Testamento. Dios siempre seleccionaba a algunos, y no a otros. Menciona los ejemplos de Isaac y Jacob. A ellos Dios eligió, pero no a sus hermanos. Pero no recibieron las bendiciones de la promesa por su buena conducta, sino solamente por la misericordia de Dios. De hecho, estos dos eran bastante pecaminosos, especialmente Jacob, quien consiguió la bendición de su padre por medio del engaño y la astucia. Pablo explica que Dios lo hizo así justamente para establecer el principio de la elección.
Romanos 9.8-13: Esto es: no los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no solo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
Esto podría parecer injusto, dice Pablo, pero tenemos que aceptar el hecho de que Dios tiene derecho a mostrar misericordia a quien quiera.
Romanos 9.14-15: ¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.
Es muy importante para Dios que entendamos que nuestra salvación depende de una sola cosa: Su misericordia.
Romanos 9.16: Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
Dios no solamente elige a los que serán salvos. También decide pasar por alto a otros, como el faraón. Esto también tiene el propósito de destacar el poder y la gloria de Dios.
Romanos 9.17-18: Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.
Si entendemos bien el argumento de Pablo, probablemente nos hace preguntar, ¿cómo Dios considera el faraón responsable por la dureza de su corazón? Esa es precisamente la pregunta que Pablo anticipa, y su respuesta es básicamente que no debemos juzgar a Dios.
Romanos 9.19-21: Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
Podríamos agregar que el faraón ya estaba decidido a resistir a Dios, y que Dios solamente lo abandonó a su propia maldad. Como dice Pablo en Romanos 1.24 y 26, “Dios los entregó a la inmundicia”, y “Dios los entregó a pasiones vergonzosas”. Dios no es culpable de su pecado. Simplemente deja de frenar el pecado.
Pero es interesante que Pablo no vea la necesidad de disculpar a Dios por Sus decisiones soberanas, como nosotros a veces tratamos de hacerlo. Simplemente explica que tenemos que ponernos en nuestro lugar: somos el barro, y Dios es el alfarero. Dios tiene el derecho de hacer lo que desea con nosotros.
Hay algo que queda clarísimo: Dios decide soberanamente a tener misericordia de quien quiera.

B. ¿PORQUE DIOS NO SALVA A TODOS?

¿Cómo puede Dios elegir a algunos y no a otros? Posiblemente no encontremos una respuesta totalmente satisfactoria para nuestras mentes limitadas y teñidas por el pecado. Pero hay unos principios bíblicos que ayudan mucho:
1. Nadie merece la salvación. El que hace la pregunta puede estar suponiendo que Dios le debe la salvación al hombre. Pero no es así. Dios no debe nada a nadie. Todos somos pecadores y merecemos la condenación. La pregunta está al revés. Debemos preguntar, ¿Por qué Dios salva a algunos? Si Dios no salva a todos, no le podemos acusar de injusto, porque no tenía que salvar a nadie.
Es como la historia del predicador Charles Spurgeon. Cuando predicó de Romanos 9.13 ("A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí."), una señora le dijo después que le costaba entender el versículo. Spurgeon dijo que para él también era difícil, y preguntó qué parte le confundía más. Ella respondió que era difícil aceptar que Dios aborreciera a Esaú. Spurgeon contestó, "Ah, no, eso no me cuesta nada, pero el hecho de que Dios amara a un mentiroso como Jacob, ¡eso sí es difícil de entender!"
2. El hecho de que no todos se salvan hace resaltar la misericordia de Dios hacia los elegidos. No tenía que salvar a nadie, pero lo hizo.
Romanos 9.22-23: Y si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria.
3. Sabemos que Dios hace todo para su propia gloria. Por lo tanto, de alguna forma, Su plan de salvación, incluyendo la elección, le glorifica. En un sentido, esta es la última palabra. No tenemos que entender cómo, pero sabemos que le glorifica, y si es así, ¡aceptémoslo!
Deuteronomio 29.29: "Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley."

C. LA EXPIACIÓN PARTICULAR

Hay un segundo punto doctrinal que está directamente e inseparablemente ligada con la doctrina de la elección: la expiación particular. Esto significa que cuando Cristo murió en la cruz y resucitó de entre los muertos, lo hizo para los elegidos solamente. Jesús vino a salvar a Su pueblo, a las personas elegidas por Dios el Padre. No vino a dar vida eterna a las demás personas, o a la humanidad en general. Fue una redención particular, porque seleccionó a algunas personas entre todas. En Su mente, pensó en los elegidos con un amor especial.
Juan 10.14, 15: "Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas."
Juan 10.26-28: "Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano."
Juan 17.1-26: "...Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también ti Hijo glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a los que le diste." (vv. 1b, 2)
"He manifestado tu nombre a los que me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. (vs. 6) "Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son." (vs. 9)
Romanos 8.29,30: "Porque a los que antes conoció, también los predestinó, ... y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
Estos versículos demuestran claramente que hay un grupo de personas que Dios el Padre le “dio” a Cristo, y que Él murió por ellas solamente.

D. ¿NO DICE LA BIBLIA EN OTROS VERSÍCULOS QUE CRISTO MURIÓ POR TODOS?

Hay algunos pasajes que parecen decir que Cristo murió para dar vida eterna a todas las personas:
Algunos textos hablan del "mundo":
Juan 1.29. Jesús es el Cordero que "quita el pecado del mundo".
Juan 3.16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 4.42. Es el Salvador del mundo, el Cristo.
1 Juan 2.2: Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Otros hablan de "todos":
Romanos 5.18: Por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
(En el versículo 19, lo cambia a "muchos".)
2 Corintios 5.14, 15: Porque el amor de Dios nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió por ellos.
Es necesario buscar una armonía entre los pasajes que parecen decir que Cristo murió por todos y los que parecen decir que Cristo murió solamente por los elegidos. Para lograr esto, hay que estudiar el significado de las palabras y el contexto de su uso. Haremos seis observaciones generales:
1. La palabra "mundo" tiene varios significados: a veces quiere decir "tierra", a veces "la gente del mundo", y a veces significa "este siglo pecaminoso". En el último caso, se refiere a la calidad, no a la cantidad. (Tiene esta última connotación en Juan 3.16, por ejemplo).
2. "Todos" no siempre indica 100% de las personas. A veces significa todos de algún grupo, o una gran cantidad. (Vea por ejemplo Mateo 2.3 y 4.24.) En Marcos 1.37, los discípulos buscaban a Jesús en un lugar desierto, y le dicen, “todos te buscan”. Obviamente, no eran muchas personas que llegaron a un lugar tan remoto, y el término “todos” se refiere a un gran número solamente. En Romanos 5.18, obviamente no quiere decir todos en forma exacta, porque justo después en el versículo 19, dice paralelamente "muchos". Hoy en día, usamos la palabra así también. Por ejemplo, si alguien dice, “todo el mundo se enfermó este invierno”, significa que muchas personas se enfermaron.
3. La palabra “todos” también puede indicar toda clase de persona, o todos los grupos étnicos. El contexto de muchos de estos pasajes mencionados es la inclusión de los gentiles. Los escritores quieren enfatizar el hecho de que Jesús murió no solamente por los judíos, sino por "todos," es decir, por todas las razas, por toda clase de persona. 1 Timoteo 2.4-6 y 1 Juan 2.1, 2 expresan esta idea.
4. La muerte de Cristo es suficiente para todos. Es decir, su sacrificio fue infinitamente y eternamente perfecto. ¡No habría tenido que hacer nada más para salvar a cien millones de millones de millones de personas!
5. La Biblia enseña que la salvación es ofrecida a todos los hombres. (El "llamado universal".) Cualquier que quiera salvarse puede creer en Jesús y será salvo. Es decir, no hay nadie que quiera salvarse pero que no pueda. Tampoco hay nadie entre los perdidos que quisiera salvarse.
Hay dos versículos en el capítulo seis del Evangelio de Juan que unen las ideas de la soberana elección de Dios y la decisión del hombre:
Juan 6.37: Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
Juan 6.44: Ninguno puede venir a mí si el Padre que me envió no le trajere.
¡Esto es muy importante! Piense en esto: Solamente los elegidos vienen a Jesús, todos los elegidos vienen a Jesús, ¡y todos los que vienen a Jesús serán salvos!
6. Finalmente, hay un sentido en que la muerte de Cristo trae "salvación" a todas las personas. Si no hubiese venido, no habría seguido existiendo la raza humana o el mundo, después de la caída. ¡La ira de Dios contra el pecado habría destruido toda existencia! Por lo tanto, todos reciben algunos beneficios de su muerte, en el sentido de ser liberados de las consecuencias del pecado. Esto se llama la "gracia común", o la "gracia universal".
Mateo 5.45: Dios  "hace salir su sol sobre los malos y buenos, y hace llover sobre los justos e injustos."
1 Timoteo 4.10: "Porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen".
En el Antiguo Testamento, Israel como pueblo era salvo en distintos sentidos. Por ejemplo, fueron redimidos de Egipto y de sus enemigos. Sin embargo, esto no significa que cada judío haya tenido la vida eterna. Siempre había un "remanente" dentro del pueblo "redimido". (Ver Romanos 11). Ahora también la salvación es para "todos" en el sentido de todas las razas, todas las naciones, pero solamente el remanente (los elegidos) tiene la vida eterna.
Tomando en cuenta estos puntos, concluimos que los versículos citados arriba no enseñan que Cristo haya muerto para dar vida eterna a todos los seres humanos.
Quisiera destacar otro punto: Supongamos que creyéramos que Cristo haya muerto por todos. Esa doctrina presentaría un problema teológico serio: si Cristo murió por todos, ¿serán salvos todos? Si no, ¿por qué no? Tendríamos que elegir entre dos opciones que claramente van en contra de las Escrituras: o todos serán salvos, o Cristo fracasó.
Lo que hemos planteado en este capítulo es que Dios decidió quién sería salvo, y Cristo murió por aquellas personas escogidas. Su muerte fue eficaz por ellas. Cada persona por la cual Cristo murió será salva.

E. ¿POR QUÉ EVANGELIZAR?

Algunos piensan que los que creen en la elección no van a evangelizar a nadie. Piensan que van a ser pasivos, como si Dios fuera a salvar a los elegidos de alguna manera directa, sin la ayuda del hombre.
Es obvio que la Biblia no lo plantea así. En primer lugar, no sabemos quién ha sido elegido, y no nos corresponde adivinar eso tampoco. En segundo lugar, la Biblia claramente nos manda a evangelizar a todos, con toda la energía posible.
Romanos 10.14: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no ha oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?
Mateo 28.19; Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Si alguien reacciona a la doctrina de la elección con una pasividad evangelista, simplemente está siendo desobediente, y no ha entendido la enseñanza bíblica. Sería como pensar, “Ya que Dios está en control de todas las cosas, ya no voy a comer; si Dios quiere que muera, entonces, ¡me muero!”
LO ESENCIAL
DIOS DECIDE QUIÉN SERÁ SALVO. 
PARA APLICACIÓN PERSONAL
A) BIBLIA
Estudie Juan 17. Anote las frases que indican que Dios decide quién será salvo.
Estudie Romanos 9.6-21 de nuevo. Fíjese en el hilo del argumento de Pablo. Escriba sus observaciones. Anote lo que significa esta enseñanza para usted personalmente.
B) ORACIÓN
Ocupe Efesios 1.3-14 para guiar su tiempo de oración, dando gracias por todos los beneficios de la salvación.
C) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. Efesios 1.3-4
PARA CONVERSAR:
1. ¿Cómo se siente al enfrentar la doctrina de la elección? ¿Le asusta? ¿Le agrada?
2. ¿Qué diferencias prácticas hace en su vida el hecho de saber que Dios decide quién será salvo? ¿Cómo afecta su esfuerzo para evangelizar? ¿Cómo cambia su oración para la salvación de no-creyentes?
3. ¿Qué importancia tiene para usted el hecho de que Cristo murió por usted en forma particular y personal, y no por todos?

SEXTA LECCIÓN

CON TINTA PERMANENTE

“La eternidad es larga, sobre todo al final”. Woody Allen
Cuando alguien quiere guardar algún documento importante por mucho tiempo, lo escribe con tinta permanente. Antiguamente, grababan en piedra tales documentos, como los pactos. Podríamos decir que Dios ha escrito los nombres de Sus elegidos en el libro de la vida con tinta permanente, y no los borrará jamás. Contrario a lo que insinúa Woody Allen, ¡nuestra vida eterna no tiene final!
La enseñanza de este capítulo se desprende de la enseñanza del capítulo anterior. Ya que Dios toma la iniciativa y decide quién será salvo, tenemos la certeza de que un verdadero creyente nunca perderá la salvación. Es decir, nuestra vida eterna depende de Él, y no de nosotros. Dios es como un padre que cruza la calle con un bebé en brazo; ¡no lo suelta jamás! Examinemos algunos pasajes bíblicos:

A. TEXTOS BÍBLICOS QUE ENSEÑAN QUE LA SALVACIÓN NO SE PIERDE

Como Su enseñanza siempre fue en términos concretos, Jesús destaca la seguridad de nuestra salvación usando la analogía del rebaño.
Juan 10.27-29: Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Juan 5.24: De cierto,, de cierto, os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Pablo, en cambio, usa términos más abstractos y conceptuales, pero llenos de pasión.
Romanos 8.35-39: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ... Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos separará del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Filipenses 1.6: Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
Lea Romanos 8.28-30 de nuevo. Estos versículos han sido llamados la "cadena inquebrantable", porque describen la cadena de la salvación, y cada paso está vinculado inseparablemente con el otro. Las mismas personas que Dios conoció y predestinó también son llamadas, justificadas, y glorificadas. Esto implica que la salvación no se pierde. ¡Lo que Dios ha predestinado es seguro!
Romanos 8.28-30: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

B. TEXTOS QUE PARECEN ENSEÑAR QUE LA SALVACIÓN SE PUEDE PERDER

Hay otros pasajes que necesitan explicación, porque parecen decir que un creyente puede perder la salvación:
Hebreos 6.4-6: Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo... y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
1 Corintios 10.12: Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Gálatas 5.4b: De la gracia habéis caído.
¿Qué podemos decir con respecto a estos textos?
En primer lugar, las personas que aparentemente "perdieron su fe" nunca fueron realmente convertidas. Fueron "iluminadas" y recibieron algunos beneficios del Espíritu Santo, especialmente el compañerismo con los creyentes y los medios de gracia que se encuentran en la iglesia: la oración, la Palabra, y los sacramentos. Decían que eran creyentes y parecían realmente convertidas, pro nunca nacieron de nuevo. Esto explica el pasaje en Hebreos.
En segundo lugar, algunas personas son realmente convertidas, pero se alejan del Señor por un tiempo, y después vuelven.
Otras personas  están confundidas acerca de doctrinas importantes. Esto era el caso de los Gálatas en el pasaje arriba. Algunos maestros falsos les habían hecho caer en la trampa del legalismo. En ese sentido habían "caído de la gracia".
Finalmente, el hecho de que la salvación no se pierde no significa que el creyente pueda simplemente ser pasivo y descansar en la seguridad de su salvación. Él debe perseverar. Él debe seguir confiando en la gracia de Dios. Si alguien no se preocupa por cumplir la voluntad de Dios y seguir sus caminos, es una señal de que nunca fue convertido. Esto explica los pasajes que advierten a no caer, como 1 Corintios 10.12.
En el proceso de la conversión hay una relación misteriosa entre la soberanía de Dios y la voluntad del hombre. Todo depende de Dios, pero el hombre también participa en el proceso con su propia decisión. Dios elige a los que serán salvos, desde antes de la creación del mundo. Pero el hombre que quiere ser salvo no tiene que averiguar si ha sido elegido o no. Simplemente cree en Jesús, y después de hacerlo, se da cuenta de que todo había sido predestinado por Dios.
Es como cualquier decisión que tomamos. Aunque sabemos que Dios lo controla todo, no somos pasivos.  Piense de nuevo en la ilustración del lápiz: Antes de dejarlo caer, no quedo analizando, preguntándome si Dios ha predestinado que caiga. Simplemente tomo la decisión y ¡plop! Después de hacerlo, puedo reflexionar acerca del hecho de que Dios lo había planificado.
Dios ha predestinado todo, pero sólo Él sabe cuál es Su Plan. Tenemos que vivir de acuerdo con Su voluntad revelada, y no de acuerdo con Su plan secreto.
Deuteronomio 29.29: Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Existe la misma relación misteriosa en el proceso de la santificación. Su preservación depende totalmente del Señor. Sin embargo, el creyente debería seguir perseverando en la gracia. Debería seguir alimentando su fe, usando los medios de crecimiento (la oración, la Palabra, los sacramentos, y el compañerismo).
LO ESENCIAL
LA SALVACIÓN NO SE PIERDE.
APLICACIÓN PERSONAL
A) BIBLIA
Estudie Romanos 5.1-11 y el capítulo14 del Evangelio de Juan. Anote en su cuaderno las frases y los conceptos que confirman el hecho de que la salvación no se pierde. Piense en la importancia de esto para su propia vida. Anote sus ideas.
B) ORACIÓN
Ocupe el Salmo 121 para guiar su tiempo de oración, dando gracias por la seguridad de su salvación y por la fidelidad del Señor.
C) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Juan 10.27-29.
PARA CONVERSAR:
1. ¿Cómo se siente al leer estos pasajes acerca de la seguridad de la salvación?
2. ¿Qué diferencias probablemente se notarán entre una persona que cree que la salvación se pierde y una persona que cree que no se pierde?

SÉPTIMA LECCIÓN

¿ATACAR O RETROCEDER?

“Son pobres, pero enriquecen a muchos. Para decirlo simplemente, el alma es para el cuerpo lo que los cristianos son para el mundo.”
Carta anónima a Diognetus, posiblemente del segundo siglo.
Uno de los temas más discutidos a través de la historia de la Iglesia es, ¿cómo deben los cristianos relacionarse con la sociedad? El tema es complejo, y tiene implicaciones prácticas para la vida cotidiana. Algunos ponen el énfasis en el lado negativo de la sociedad, que es pecaminosa, y tienden a alejarse del "mundo". Otros ponen más énfasis en el lado positivo, y tienden a involucrarse en la sociedad a tal punto que pierden su identidad cristiana. En esta lección buscaremos la posición bíblica de este tema.

A. LOS CINCO MODELOS DE LA RELACIÓN ENTRE EL CRISTIANO Y LA SOCIEDAD.

En su libro Cristo y Cultura, H. Richard Niebuhr plantea cinco tendencias históricas con respecto a la relación entre los cristianos y la cultura. Primero, él define la cultura como «el ámbito artificial secundario que el hombre superpone al ámbito natural». [6] Básicamente la cultura incluye las costumbres, las artes, el lenguaje, las ideas, los valores, las estructuras sociales, en fin, todo lo que le da a una sociedad su identidad particular, su «personalidad».
Hay dos actitudes básicas hacia la cultura: que es buena o que es mala. De estas dos posiciones se derivan cinco modelos:
1. Cristo contra la cultura.
2. Cristo en la cultura.
3. Cristo sobre la cultura.
4. Cristo en tensión con la cultura.
5. Cristo transforma la cultura.
1. CRISTO CONTRA LA CULTURA. Este modelo enfatiza el pecado en la sociedad, y plantea que debemos apartarnos del mundo. Un ejemplo de esta tendencia es el monasticismo.
2. CRISTO EN LA CULTURA. Creen que Cristo está operando en la cultura, y por lo tanto que es buena. Minimiza el pecado, y piensa que debemos cooperar con las tendencias culturales. Un ejemplo es el  intento de mezclar las filosofías orientales y griegas con el cristianismo en los primeros siglos, como en el gnosticismo. (Hoy en día el modernismo, la teología de la liberación, y el movimiento Nueva Era se acercan a este modelo.)
3. CRISTO SOBRE LA CULTURA. Aceptan el hecho de que la cultura es básicamente buena, como la posición #2, pero creen que debemos añadir el aspecto cristiano a la cultura. Es decir, Cristo está en la cultura, pero también va más allá de ella, superando la cultura. Un ejemplo es Santo Tomás de Aquino y el catolicismo tradicional. (Por ejemplo, él dice que la razón sirve para saber que Dios existe, pero necesitamos la fe para creer en la Trinidad.)
4. CRISTO EN TENSIÓN CON LA CULTURA. Este modelo plantea que la cultura es básicamente mala, pero que es inevitable participar en ella. Hay que someterse a Cristo, pero también a la cultura, aunque muchas veces están en oposición. Dos ejemplos son Martín Lutero y Sören Kierkegaard.
5. CRISTO TRANSFORMA LA CULTURA. Creen que la cultura es básicamente mala, pero que contiene la gracia de Dios también. No hay que separarse del mundo (como la posición #1), ni tampoco someterse a ella (como #2 y #4), ni tampoco simplemente agregar la gracia por encima (#3), sino transformarla desde las raíces. Ejemplos: Juan Calvino y Agustín.
Niebuhr mismo adopta una posición dialéctica al respecto, proponiendo que cada modelo es parte de la obra de Cristo en la historia, y que no es necesario asumir una posición contra otra. Preferimos asumir una posición y defenderla.
Quizás nadie  sea totalmente consecuente con un sólo modelo, y seguramente cada modelo tiene algo de verdad. Sin embargo, la tendencia que parece más bíblica es #5, Transformar la Cultura. ¿Por qué? Primero veamos los problemas con las otras posiciones:

B. PROBLEMAS CON LOS CUATRO PRIMEROS MODELOS

1. CRISTO CONTRA LA CULTURA. Esta actitud aísla al cristiano del mundo, y produce hostilidad y arrogancia. Jesús ora, «No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal» (Juan 17.15).  Esta posición no reconoce la «gracia común» que Dios ha dado a cada ser humano. La Biblia enseña que cada persona es la imagen de Dios. Dios «hace salir su sol sobre los buenos y los malos» (Mateo 5.45). Tampoco asume la responsabilidad de cambiar al mundo («Vosotros sois la luz del mundo», Mateo 5.14), y permite que los no-creyentes dominen la cultura.
2. CRISTO EN LA CULTURA. Esta posición no reconoce suficientemente la influencia del pecado en la cultura. Romanos 12.2 dice, «No os conforméis a este siglo.» 1 Juan 2.15 dice, «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.» La historia de Israel en el Antiguo Testamento nos enseña que el Señor detesta la mezcla de la verdad con la mentira, la adoración de Jehová con la idolatría. Él quiere que Su Pueblo sea santo, puro, diferente a los demás.
3. CRISTO SOBRE LA CULTURA. Esta actitud produce una «dicotomía de vida», donde los cristianos viven una vida «espiritual» en la iglesia, o cuando leen la Biblia, pero viven una vida «secular» en el trabajo, en la cancha de fútbol, en la sala de clases. En vez de integrar su fe con todo lo que hacen, simplemente agregan lo «espiritual» a lo «secular».
Colosenses 3.17. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús.
También produce una «dicotomía de pensamiento», una «esquizofrenia intelectual». Cuando estudian la Biblia, lo hacen con la mente sometida a Dios, pero cuando estudian la economía, la política, la psicología, etc., lo hacen en forma independiente de Dios. Suponen que estas áreas de pensamiento son «neutrales», que no necesitan la fe para adquirir el conocimiento adecuado de ellas.
Romanos 12.2: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.
2 Corintios 10.5: Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
El resultado es una separación peligrosa. La fe ya no tiene que ver con la razón. No aprovechamos lo bueno de la cultura, tampoco ayudamos a mejorar lo malo que tiene. Nuestra fe se empobrece y la cultura se corrompe.
4. CRISTO EN TENSIÓN CON LA CULTURA. Esta posición tiene cierta razón. Es decir, tenemos que vivir en un mundo caído, nos guste o no, y tampoco podemos totalmente vencer el pecado hasta que Jesús vuelva. Sin embargo, es muy pesimista en cuanto a lo que podemos hacer para mejorar el mundo. Parece muy fácil simplemente aceptar la influencia pecaminosa como algo inevitable.
Mateo 5.14: Sois la luz del mundo.
Juan 16.33b: Yo he vencido al mundo.
Romanos 12.21. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
1 Juan 5.4. El que es nacido de Dios vence al mundo.

C. MÁS APOYO BÍBLICO-TEOLÓGICO PARA LA TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD

Además de los textos que se citaron arriba, hay algunos conceptos bíblicos fundamentales que apuntan a un deber de transformar la cultura.
1. EL MANDATO CULTURAL: Antes de la caída, Dios le dio una gran tarea al hombre:
Génesis 1.28: Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Dios puso a Adán en el huerto para cuidarlo. Le trajo todos los animales para que les diera nombres. Todo esto indica que Dios lo dejó encargado de la tierra para administrarla.
El Salmo 8 dice: Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies (vs. 5 y 6).
Administrar la creación involucra mucho más que cuidar las plantas. Para "sojuzgarla", el hombre tiene que organizarse y crear las estructuras sociales necesarias. Tiene que mantener orden con la multiplicación de la población. Esto nos lleva inmediatamente a pensar en el comercio, la política y la economía.
La tarea de nombrar los animales sugiere una actividad científica, de clasificarlos. Esto nos hace pensar en las ciencias, la investigación y la educación. Sin el pecado, el hombre habría desarrollado una sociedad compleja y ordenada, con una cultura sana, y con organizaciones sociales que funcionaran bien. Génesis 1.28 ha sido llamado "el mandato cultural", porque Dios manda al hombre a desarrollar la cultura de acuerdo con Su voluntad.
2. EL HOMBRE ES LA IMAGEN DE DIOS: Génesis 1.27: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
La imagen de Dios en el hombre incluye su señorío sobre la tierra, y también su creatividad. Por lo tanto, el hombre debería expresar su semejanza a Dios en todas sus actividades, en su trabajo, en su recreación, en sus relaciones humanas etc. Cuando el hombre cumple el mandato cultural, se siente bien, porque está manifestando la imagen de Dios en él. Cuando el hombre cuida un jardín, o arregla una máquina, se siente realizado. Cuando se expresa en forma artística, en la pintura, en la música, en la literatura, le da una gran satisfacción.
Este concepto embellece toda actividad cultural. No debemos menospreciar el arte, el trabajo, los estudios, como algo "secular" o "mundano", sino apreciarlos como manifestación de la gracia de Dios. El cristiano puede participar en estas actividades, y también disfrutar de las actividades del no creyente. A pesar de la influencia del pecado, el hombre sigue reflejando algo de la gloria de Dios. (Aún después de la caída, la Biblia dice que todos los hombres son la imagen de Dios, sin hacer distinciones. Ver Génesis 9.6.)
3. LA CAÍDA AFECTÓ TODAS LAS DIMENSIONES DE LA VIDA. Todas las relaciones fueron rotas como consecuencia del pecado: entre el hombre y Dios, entre el hombre y su prójimo, entre el hombre y la creación, y entre el hombre y su propio ser. La armonía original se perdió y el conflicto empezó a afectar cada dimensión de la vida. El hombre quedó incapacitado para realizar el mandato cultural, y la imagen de Dios en él fue dañada. Esto significa que el desarrollo de la cultura va por un camino pecaminoso, que la humanidad destruye la creación en vez de cuidarla, que la corriente del mundo va alejándose de Dios y Sus propósitos.
4. LA SALVACIÓN RESTAURA TODAS LAS DIMENSIONES DE LA VIDA. Sin embargo, Jesucristo vino a reconciliarnos con Dios, y "reunir todas las cosas" (Efesios 1.10, Colosenses 1.20). En Cristo, Dios restaura la creación, sanando las consecuencias de la caída. Donde Dios encuentre la influencia del pecado, ¡allí es donde hace la guerra!
Esto significa que no podemos excluir ningún aspecto de la vida en la tarea de traer la salvación al mundo. A veces se enfatiza casi exclusivamente nuestra reconciliación con Dios (la justificación) cuando hablamos de la salvación, pero si dejamos al lado las otras dimensiones, la salvación parece incompleta. Nuestra salvación como individuos incluye cada dimensión de nuestra vida, y nos lleva a buscar la salvación de la sociedad, su restauración en todos los aspectos. Hacemos nuestro trabajo mejor, expresamos nuestra creatividad artística mejor, estudiamos mejor, y amamos a nuestra familia más. Además, influimos para el bien en toda la sociedad, trabajando para un mundo más justo, más ordenado, y más unido.
5. EL REINO DE DIOS YA LLEGÓ. Uno podría preguntar, "¿Por qué la Biblia no habla mucho del mandato cultural?" La respuesta es que habla mucho del concepto, sin usar el término. La idea está incluida en el concepto del "Reino de Dios", un término usado con mucha frecuencia en la Biblia. El Reino de Dios es el cumplimiento del mandato cultural.
El Antiguo Testamento es la historia del Reino de Israel como una "sombra" del Reino verdadero de Jesucristo. Aunque Israel tuvo su período de gloria, especialmente en el tiempo de David y Salomón, pronto cayó en la idolatría y la injusticia,  se dividió y fue llevado al cautiverio, humillado. Un pequeño remanente volvió a Jerusalén, y esperó cuatrocientos años, sin revelación divina.
Cuando Jesús se encarnó, vivió una vida justa, murió por los pecados de su pueblo, y resucitó de entre los muertos, Él estableció el Reino Verdadero. Se anuncia su llegada con el mensaje: "Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado". (Mateo 3.2, 4.17, 10.7) Jesús confirma Su autoridad como Mesías con las señales del Reino (Mateo 11.1-19, 12.28), y explica las parábolas del Reino. Entra Jerusalén proclamado como rey (Juan 13), y confiesa ante Pilato que Él es el rey (Juan 18.33-37). Resucita con toda autoridad en la tierra y en el cielo (Mateo 28.18).
El Reino incluye un pueblo (la Iglesia), un país (todo el mundo), un poder (del Espíritu Santo), y la presencia del Rey (Jesucristo). Involucra cada aspecto de la vida, con estructuras sociales, leyes, y relaciones. Al extender el Reino de Dios, la sociedad se mejora y se conforma más y más a la voluntad de Dios.
Todo esto implica que los cristianos debemos participar en cada aspecto de la cultura y la sociedad para transformarla. El Reino de Dios no está limitado a la Iglesia, pero la Iglesia es el instrumento humano para seguir estableciendo el Reino, y la Iglesia es un modelo de lo que toda la sociedad debería ser.

CONCLUSIÓN

Juntemos las ideas de la siguiente manera: El hombre fue creado a la imagen de Dios con la tarea de desarrollar la cultura y organizar la sociedad (el mandato cultural, Génesis 1.28). Este proceso establece el Reino de Dios. Sin embargo, el pecado ha cambiado la forma de establecer el Reino y cumplir el mandato cultural. Ahora es necesario realizarlo en el contexto de la salvación. El hecho de participar en el Reino de Dios y en el proceso de la salvación implica necesariamente la transformación de la cultura. Sin tal transformación, el Reino de Dios sería como un árbol sin ramas.
Hay un aspecto positivo y un aspecto negativo en nuestra tarea socio-cultural. Positivamente, debemos desarrollar la cultura. Aún antes de la caída, el hombre tenía esta responsabilidad de formar una sociedad ordenada, de conocer la creación y dominarla para la gloria de Dios. Tiene que usar su creatividad en el progreso cultural. Negativamente, esta tarea incluye eliminar la influencia del pecado. Luchamos en contra del mal.
Dios hace con la sociedad lo mismo que hace con el hombre: la redime, la restaura, la reforma. Esto implica tanto continuación como cambio. Dios deja que el hombre siga con el mismo cuerpo y con la misma personalidad, pero empieza a cambiarlo interiormente, desde lo más profundo de su alma. Así también Dios transforma la sociedad, desde las raíces. El trabajo no es solamente en contra del mal, sino también en pro del desarrollo creativo.
La sociedad es como un árbol que empezó a desviarse de su crecimiento normal. Hay que ponerle un palo tutor para que crezca en forma derecha. Sigue creciendo, pero corrigiendo el problema. El pecado es como una enfermedad. Cuando alguien se enferma, el médico tiene que eliminar la enfermedad, pero también asegurar la alimentación correcta y la continuación del proceso normal de crecimiento. Es así con nuestra tarea socio-cultural. Tenemos que corregir el mal, pero seguir con el proceso normal de desarrollo.
Este enfoque de vida ofrece todo a Dios, coronando a Jesucristo como Rey.  Permite integrar nuestra fe con nuestros estudios. Nos desafía a usar las presuposiciones bíblicas para estudiar las ciencias, las artes, las humanidades, y todas las demás áreas. Hay que usar lentes cristianos para ver el mundo. Restaura la dignidad de nuestro trabajo. Nos hace personas íntegras, no de "doble ánimo". (Santiago 1.8). Nos capacita para penetrar la cultura y la sociedad con nuevos valores, nuevas ideas, y un nuevo estilo de vida, creando un mundo mejor. Nos devuelve la vida, haciéndonos realmente "humanos", conformes a la imagen de Jesucristo.
Por ejemplo, una secretaria glorifica a Dios, no solamente en su buen trato con sus compañeras, o cuando comparte la Palabra de Dios con ellas (sin negar la importancia de esto), sino también mientras escribe a máquina, por tedioso e insignificante que parezca en el momento. ¿Por qué? Porque está manifestando la imagen de Dios y porque su trabajo hace un aporte valioso al desarrollo de la sociedad en alguna manera, y eso es parte del mandato cultural, la extensión del Reino de Dios, y la salvación del mundo.
La comprensión de este concepto ayudará a crecer en la gracia.

LO ESENCIAL
DEBEMOS TRANSFORMAR EL MUNDO.
APLICACIÓN PERSONAL
A) BIBLIA
Los profetas lucharon para transformar el mundo. Ellos denunciaron la maldad y llamaron a las naciones a arrepentirse. No huyeron del mundo, pero tampoco siguieron la corriente. Lea algunos pasajes de los profetas y anote en su cuaderno los asuntos sociales que trataron de reformar.
Isaías 1.21-23, Amos 2.6-8, Habacuc 1.1-4.
Lea también Romanos 13 y anote algunos deberes sociales del cristiano.
2) ORACIÓN
Ocupe Juan 17.14-18 para guiar su tiempo de oración. Pida por sí mismo, por su familia y por sus amigos las mismas cosas que Jesús pide en esta oración.
3) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Romanos 12.21.
PARA CONVERSAR:
1. ¿En qué maneras usted posiblemente ha estado "huyendo del mundo" en vez de transformarlo?
2. ¿En qué maneras usted ha estado siguiendo la corriente del mundo, perdiendo su identidad cristiana?
3. Según Hechos 1.6-8, ¿Cuál es la tarea más importante en transformar el mundo? ¿En qué sentido la tarea mencionada en este pasaje lleva a la transformación del mundo?
4. Mencione otras formas en que los cristianos pueden trabajar hacia una transformación positiva de la sociedad:  

OCTAVA LECCIÓN

AHORA SOMOS GRANDES

“Aunque había cierta oscuridad bajo la ley, los padres sabían en qué camino debían caminar. La luz de la ley no era tan clara como la luz de mediodía, pero era suficiente para dirigirlos en su viaje. Su luz era como el amanecer.”
Juan Calvino, Comentario sobre Gálatas 3.23: Cuando era joven, conversábamos una vez en la iglesia acerca de la pena de muerte. Leímos Éxodo 21.12, “El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá”, y concluimos que la pena de muerte era obligatoria para un asesino. El problema es que después, seguía leyendo en el mismo capítulo el versículo 17, “Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá”. Yo entendía que era un pecado insolente maldecir a los padres, pero me costaba creer que la muerte fuera el castigo para este pecado hoy día.
¿Por qué utilizamos algunos pasajes del Antiguo Testamento para establecer normas éticas, y no otros? ¿Cómo discernir cuáles debemos usar? ¿Cómo debemos usar la ley del Antiguo Testamento hoy en día? Algunos piensan que esas leyes no tienen nada que enseñarnos hoy en día, mientras otros opinan que debemos practicarlas al pie de la letra, tal como en aquel tiempo.
Hay otro punto de confusión acerca del uso del Antiguo Testamento: ¿Cómo se salvaba la gente del Antiguo Testamento? Algunos piensan que se salvaban por sus obras, y otros piensan que se salvaban por le fe.
En esta lección mostraremos el uso correcto del Antiguo Testamento con el fin de animarles a recibir el beneficio del estudio de toda la Biblia.

A. EL MEDIO DE LA SALVACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

La gente que vivía en el tiempo del Antiguo Testamento se salvaba de la misma manera que la gente del Nuevo Testamento, es decir, por la fe en Jesucristo. Los del Antiguo Testamento miraban hacia adelante, esperando al Mesías, y los del Nuevo Testamento miran hacia atrás, sabiendo que ya vino Jesucristo. En los dos casos, es Jesús que salva, y es la fe en Él que abre la puerta para recibir la vida eterna.
En el mismo Huerto de Edén, Adán y Eva escucharon la promesa del Mesías. Hablando a la serpiente, Dios le dice:
Génesis 3.15: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Esto  ha sido llamado “la semilla del evangelio.” Es la promesa de la victoria del descendiente de Eva sobre Satanás.
Abraham fue justificado por su fe, no por sus obras.
Génesis 15.6: Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
Pablo destaca este hecho en Romanos, capítulo cuatro, usando a Abraham como un ejemplo para nosotros hoy en día.
Hay muchas maneras en que el Antiguo Testamento apunta a Jesús el Mesías: El sistema ceremonial con todos los ritos y sacrificios representan a Jesús, el “cordero de Dios.” Hay muchos otros símbolos de Jesús, como por ejemplo la roca (Ver Números 20 y 1 Corintios 10.14), el maná (Éxodo 16 y Juan 6.25-59), y la serpiente de bronce levantada sobre una asta (Números 21 y Juan 3.14). Los profetas, los sacerdotes y los reyes, aunque débiles, eran figuras de Jesús quien cumplió perfectamente los roles de profeta, sacerdote y rey.
Jesús mismo indica que todo el Antiguo Testamento habla de Él.
Lucas 24.27: Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían.
Nadie se ha salvado nunca por sus buenas obras, y el propósito de la ley nunca ha sido el de ofrecer la salvación por méritos. La ley del Antiguo Testamento era un instrumento para mostrar la necesidad de perdón y de un salvador.
Gálatas 3.24: De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
Romanos 3.20: Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Pablo insiste que el error de Israel fue justamente en pensar que podían obtener su salvación por sus obras.
Romanos 9.30-33: ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: “He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado.”
Los teólogos hablan de un “pacto de la gracia”, que une los dos testamentos. El “pacto de la gracia” es la promesa de la salvación por fe en Jesucristo. Después de Edén, ha sido el único pacto ofrecido al hombre para su salvación.
No obstante, se ve un cambio muy importante con respecto al Antiguo Testamento cuando Jesús viene. Es tan importante que el autor de Hebreos habla del Nuevo Pacto, o del mejor pacto..
Hebreos 7.22: Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.
Hebreos 8.6: Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
Hebreos 9.15: Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Esto no significa que hubiera existido otra manera de ser salvo en el Antiguo Testamento, sino que los cambios ahora son tan grandes que es considerado un “Nuevo Pacto.”
¿Cuáles son los cambios? Existen grandes ventajas de vivir este lado de la cruz:
1)  Tenemos la ley escrita en el corazón: (Hebreos 10.16)
2)  Tenemos más poder del Espíritu Santo: (Juan 7.37-39)
3)  Ya hemos visto la victoria sobre el pecado, ganada por Jesús: (Colosenses 2.15)
4)  ¡El pecado no puede dominarnos! (Romanos 6.14)
Juan Calvino menciona cinco diferencias:
1) Bajo el antiguo pacto las bendiciones eran disfrutadas bajo beneficios terrenales, mientras que bajo el nuevo pacto, son disfrutadas "directamente". 
2) El antiguo pacto fue revelado en imágenes y sombras, el nuevo en substancia. 
3) El antiguo pacto era "literal", de la letra, sobre piedra, anunciando muerte y maldición, mientras que el nuevo pacto es "espiritual", escrito en la tierra, anunciando vida y misericordia. 
4) El antiguo pacto era de "cautiverio", el nuevo es de "libertad". 
5) El antiguo pacto era para una nación, el nuevo incluye a los gentiles.
En conclusión, no debemos minimizar el contraste entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, porque los beneficios son maravillosos. Tampoco debemos exagerar los cambios. Debemos tener especial cuidado en no suponer que había otro plan de salvación durante el Antiguo Testamento. Esto sería distorsionar seriamente el mensaje de toda la Biblia.

B. EL USO DE LA LEY DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1. LAS DOS POSICIONES EXTREMAS: Existen dos extremos con respecto al uso de la ley del Antiguo Testamento en nuestra era neo-testamentaria. Uno de ellos sostiene que la ley del Antiguo Testamento sólo era para los judíos antes del tiempo de Cristo, y que ya no es aplicable a nosotros en esta era neotestamentaria. En el otro extremo encontramos la posición que sostiene que toda la ley del Antiguo Testamento es aplicable a nosotros, hoy en día, tal como lo era para los judíos antes de Cristo. Los que sostienen esto frecuentemente se llaman "teonomistas".
El teólogo Lewis Sperry Chafer representa la primera posición. Él sostiene que la ley Mosaica era un pacto de obras que realmente no debería haber sido aceptado por Israel en Sinaí. Ellos deberían haber apelado a la gracia de Dios. La ley mosaica caducó con la muerte de Cristo y ya no es aplicable a nosotros. Él dice:
“Puede concluirse, entonces, que la ley dada por Moisés fue un pacto de obras, que fue «añadida» después de siglos de historia humana, que su dominio fue terminado por la muerte de Cristo, que fue dada solamente a Israel, y que, desde el momento en que nunca fue dada a los gentiles, la única relación que los gentiles pueden mantener con esta es, sin ninguna autoridad divina, imponerla sobre sí mismos."
Más tarde llama «legalistas» a quienes quieren «imponer» los diez mandamientos a la iglesia de hoy. Dice, “Ningún legalista propone traspasar a la gracia los juicios que gobernaban la vida social de Israel, o las ordenanzas que gobernaban su ritual religioso en la tierra. Sin embargo, los mandamientos morales del Decálogo son impuestos casi universalmente sobre la iglesia por estos legalistas."
Él admite que todos los mandamientos, excepto el cuarto, son repetidos en el Nuevo Testamento, pero insiste en que aparecen «con el carácter y colorido de la gracia pura».  Por lo tanto, dice, los «grandes valores morales» del Decálogo no deben ser «descartados»[7]   La gracia es como un colador que nos permite conservar aquellos elementos de la ley del Antiguo Testamento que calzan en el Nuevo Testamento, desatendiendo  a lo restante.
Así como algunos principios de la ley mosaica son reafirmados bajo la gracia, otros aspectos ajenos a la gracia son omitidos.
Pero, sin duda que el Decálogo, expresado en su propio contexto, el Antiguo Testamento, contiene muy poca gracia, según Chafer.
“Los Diez Mandamientos no precisan de una vida de oración, del servicio cristiano, del evangelismo, del esfuerzo misionero, de la predicación del evangelio, del vivir y caminar en el Espíritu, de la Paternidad de Dios, de la unión con Cristo, de la esperanza de salvación, ni de la esperanza de un cielo."
Según él, los diez mandamientos, o más bien los nueve, sólo tienen aplicación para la iglesia tal como los encontramos en el contexto del Nuevo Testamento. Incluso en el Nuevo Testamento lo que realmente encontramos no son los diez mandamientos, sino los «grandes valores morales» contenidos en ellos, los cuales en el presente han llegado a ser parte de la economía de la gracia.  De modo que, en términos prácticos, para hallar nuestros principios morales buscamos solamente en el Nuevo Testamento.
Greg Bahnsen representa la posición "teonomista".  Su pauta es un texto en Mateo.
Mateo 5.17-18: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Él concluye, siendo su principal tesis, que:
“Ni siquiera la cifra más mínima del aspecto más insignificante de la ley del Antiguo Testamento será invalidada hasta que el cielo y la tierra pasen."
El título del primer capítulo de su libro, La Teonomía en la Ética Cristiana, es «la permanente validez de la ley en exhaustivo detalle».  El señor Bahnsen se interesa especialmente en aplicar las leyes civiles del Antiguo Testamento a nuestros gobiernos de hoy en día. Sostiene que la iglesia primitiva reformuló la ley civil junto con sus creencias, y después la iglesia medieval divorció el derecho canónico de la ley escritural, haciendo al estado absoluto.  Los reformadores pusieron de nuevo las cosas en su sitio, insistiendo en que Dios era la fuente de autoridad y moralidad civil. Desafiaron a los antinomistas y a los totalitaristas. El estado debería estar sujeto a las leyes de Dios, no a la voluntad del hombre. [8]
La pintura de Paul Robert en el antiguo edificio de la Corte Suprema en Lausanne, Suiza, ilustra el enfoque de la reforma.  Se llama «La Justicia Instruyendo a los Jueces».  La Señora Justicia está apuntando su espada a un libro llamado «La Ley de Dios».  Según Bahnsen, en el período del Esclarecimiento, se perdió esta perspectiva y volvieron a «la autonomía del estado moderno».[9]
Estas son las dos posiciones extremas. No estamos de acuerdo con ninguno de los dos extremos. ¿Por qué?
A. Se sabe, por un lado, que no podemos simplemente descartar todas las leyes del Antiguo Testamento. Piense en estos dos pasajes, por ejemplo:
Mateo 5.17-18: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
2 Timoteo 3.16-17. Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
B. Por otro lado, también sabemos que cuando vino Jesús, hubo cambios en la ley del Antiguo Testamento. Lea estos pasajes, por ejemplo:
1) EL DIVORCIO: Mateo 5.31- 32: También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
Mateo 19.7-9: Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
2) COMIDAS IMPURAS: Hechos 10.9-15: Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.  Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
3) LA CIRCUNCISIÓN Y OTRAS COSTUMBRES: El primer concilio de la iglesia joven se reunió para tratar el problema de la circuncisión y la ley de Moisés. Algunos judíos insistían en que los gentiles de Antioquía deberían guardar la ley, incluyendo la circuncisión y la abstención de ciertas comidas. Otros reaccionaron en contra de esta idea.
Hechos 15.5-11: Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;  y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.  Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.
La conclusión del concilio fue que debían mantener algunas costumbres para no causar conflictos entre ellos y los judíos. Pero en ningún momento insistían en que guardaran la ley de Moisés de la misma manera que los judíos del Antiguo Testamento.
Hechos 15.28, 29: Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
4) EL DÍA DE REPOSO. Romanos 14. 5, 6: Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el  Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
5) COMIDAS, BEBIDAS, Y DÍAS ESPECIALES. Colosenses 2.16, 17: Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es De Cristo.
Entonces, ¿Cómo debemos aplicar la ley del Antiguo Testamento?
2. DOS HECHOS IMPORTANTES. Existen dos hechos importantes que nos ayudan a entender este «rompecabezas»:
A. El primer hecho es que Cristo hizo el último sacrificio en la cruz y puso fin al sistema sacrificial.
Lea Hebreos 9.24-26: Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado
Las ordenanzas del templo y del sistema de sacrificios eran solamente figuras y símbolos que enseñaban a los judíos acerca del Mesías que iba a venir.
Lea Colosenses 2.17. Todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
Ya que Cristo ha cumplido todo esto, ya no necesitamos estas figuras. ¡Hemos visto al Cordero Celestial!
B. El segundo hecho importante es que el pueblo de Dios ya no es la nación de Israel, sino es gente de todas las naciones. Esto puso fin a la aplicación estricta de las leyes civiles, especialmente a los castigos aplicados por las autoridades civiles. Ahora las “ordenanzas” del Antiguo Testamento son consideradas parte de una “pared” que había separado los judíos y los gentiles, pero que ahora ha sido derribada.
Efesios 2.11-16: Por tanto, acordaos de que en otro tiempo nosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Gálatas 3.28, 29: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.
Apocalipsis 7.9: Después de esto miré y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono.
Este hecho afecta el uso de la ley del Antiguo Testamento hoy en día, porque muchos aspectos de la ley tenían el propósito de guiar a Israel como nación civil.
3. LOS TRES ASPECTOS DE LA LEY: Ahora falta explicar un poco más acerca de la aplicación correcta de la ley del Antiguo Testamento, tomando en cuenta estos dos hechos importantes.
Primero haremos una distinción:
Hay tres aspectos de la ley:
1) Aspecto Ceremonial: Tenía que ver con el culto,  los sacrificios y la pureza.
2) Aspecto Civil: Tenía que ver con Israel como una nación.
3) Aspecto Moral: La base ética de principios universalmente aplicables.
La ley es como una tela con los distintos aspectos entretejidos. No podemos recortar ciertos pasajes del Antiguo Testamento y decir que ya no sirven. No es que un versículo sea una ley civil y el próximo una ley ceremonial, por ejemplo. Más bien, la ley es una unidad. Sin embargo, ayuda mucho saber distinguir entre los distintos aspectos de esta ley.
Examinemos un pasaje para distinguir estos tres aspectos, Levítico 25: el Año de Jubileo. En este capítulo leemos que cada cincuenta años, los terrenos deberían ser devueltos a los dueños originales, los prisioneros deberían ser liberados, y todas las deudas deberían ser perdonadas. Pensemos en los tres aspectos de este pasaje:
1. EL ASPECTO CEREMONIAL: Esta ordenanza, tal como el día de reposo semanal, simbolizaba el reposo espiritual y la liberación que trae Jesús. Él es nuestro Redentor quien nos rescató del dominio del pecado. (Véase Hebreos 4.)
2. EL ASPECTO CIVIL: El Año de Jubileo era una ley para la nación de Israel en la tierra prometida. Como una entidad política, tenían que administrar las propiedades que Dios les había dado, y organizar el sistema económico. Esta ordenanza gobernaba compras y ventas entre los judíos. También incluía los castigos.
Imagínese a un grupo de creyentes en Roma, por ejemplo, descubriendo este pasaje un siglo después de Jesús. ¡Habría resultado imposible practicar esta ley al pie de la letra! Eran una pequeña minoría, y por lo tanto, el gobierno probablemente no habría aceptado esta costumbre. Además, ¡nadie habría sabido a quién pertenecía la tierra originalmente! Vemos que los creyentes del Nuevo Testamento no intentaron imponer la ordenanza del Año de Jubileo como una ley civil.
3. El aspecto Moral: Sin embargo, encontramos ciertos principios éticos que son eternos y universales en este capítulo. Por ejemplo, vemos que toda propiedad pertenece a Dios, (Levítico. 25.23). Por eso, los hijos de Dios deberían compartir sus posesiones, y no ser egoístas. No deberían seguir amontonando riquezas para sí mismos o para su familia, generación tras generación. La ley del Jubileo prohibía eso. El que tiene más, debería ayudar al que tiene menos. Esta idea se confirma en el Nuevo Testamento. Pablo enseña en 1 Corintios 8 que las iglesias que tienen más, deberían compartir con las que tienen menos. Los nuevos creyentes vendían sus posesiones para compartir entre todos (Hechos 4.32-37, Hechos 2.45).
En resumen, podemos:
1) Aprender algo acerca de Cristo y la salvación (el aspecto ceremonial), y
2) Aprender algo acerca de cómo deben ser nuestras leyes civiles (el aspecto civil), pero no tenemos que necesariamente poner en práctica, al pie de la letra, estos dos aspectos de la ley.
3) El aspecto moral sigue siendo una guía para nuestras vidas hoy en día.
Podríamos explicarlo con la siguiente ilustración:
A. El aspecto moral de la ley es como el algodón que se usa para hacer un hilo. Este aspecto provee el material básico para toda la ley porque contiene los principios universales y eternos.
B. El aspecto Ceremonial es como tinta roja que se usa para dar color al algodón, haciendo un hilo rojo. Este aspecto era temporal, porque contenía simbolismo que servía solamente hasta que viniera Jesús.
C. El aspecto civil es como tinta azul que se usa para dar otro color al mismo algodón, haciendo otro hijo azul. Este aspecto también era temporal porque contenía leyes civiles para la nación de Israel que terminaron cuando el pueblo de Dios se extendió para incluir a gente de todas las naciones.
Siguiendo la analogía, podríamos decir que durante el período del Antiguo Testamento estos dos hilos -rojo y azul - estaban entretejidos en una sola tela para formar la ley de Israel. Después de Jesús, los colores cambiaron, pero no el hilo mismo. La tela fue lavada y quedó blanca, dejando visible el aspecto moral.
Es decir:
1. La base ética de la ley no ha cambiado.
2. Sin embargo, la aplicación del aspecto ceremonial y del aspecto civil ha cambiado.
Volviendo a los castigos para asesinato y para maldecir a los padres en Éxodo 21, podemos concluir que los dos actos son pecados, pero no necesariamente debemos aplicar el castigo de la pena de muerte. Yo personalmente creo que hay ciertos casos en que se justifica la pena de muerte por asesinato, por ejemplo en un caso de un asesino que repite su crimen y no muestra ningún arrepentimiento. Pero, ¡en ningún caso aplicaría la pena de muerte a un joven que maldice a sus padres!

CONCLUSIÓN

Para aplicar un pasaje de la ley del Antiguo Testamento a nuestra situación hoy en día, entonces, tenemos que distinguir entre los aspectos ceremonial, civil y moral:
1) El aspecto ceremonial nos enseña acerca de Jesús y la salvación. No tenemos que practicar este aspecto, sino buscar los símbolos y las figuras de Jesús y la salvación.
2) El aspecto civil nos da una pauta para nuestras leyes civiles en este tiempo. No tenemos que usar exactamente las mismas leyes, pero siempre tratar de tener leyes que reflejen estas pautas de justicia y amor.
3) El aspecto moral no ha cambiado. Tenemos que buscar principios éticos universales y aplicar el mismo principio a la situación actual.
El nuevo Testamento, es la mejor herramienta para interpretar la ley del Antiguo Testamento y distinguir estos 3 aspectos.
Ya no usamos la ley como el pueblo de Dios  en  el Antiguo Testamento. El pueblo de Dios en el Nuevo Testamento es más maduro y por eso tiene mayor responsabilidad. Un pasaje clave para entender esto es:
Gálatas 4.1-7: Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Este pasaje habla de la diferencia entre el heredero y el esclavo. Mientras los dos son niños, no se nota la diferencia. El padre tiene que darles muchas reglas y órdenes específicas a los dos. Un padre tiene que decirle a un niño, por ejemplo, «¡no toques la estufa!». Pero cuando el hijo es más grande, le deja tomar más responsabilidad propia, mientras el esclavo sigue recibiendo órdenes en detalle. Ahora le dice al hijo que no haga nada que le cause daño. Le explica el principio general, que era la base para la orden de no tocar la estufa. Ahora es maduro y puede aplicar el principio, no solamente a la estufa, sino a muchas otras situaciones también. Así es con el pueblo de Dios. En el Antiguo Testamento, era más como un niño, más como un esclavo. Ahora es más maduro, menos como un esclavo, y más como un hijo. Es más libre, pero tiene mayor responsabilidad.
LO ESENCIAL
EL ANTIGUO TESTAMENTO ENSEÑA LA SALVACIÓN POR MEDIO DE LA FE EN CRISTO, Y ENSEÑA LA LEY MORAL, QUE TODAVÍA ES VÁLIDA HOY EN DÍA.
APLICACIÓN PERSONAL
1) BIBLIA
Haga un estudio de Levítico 25. Trate de identificar los aspectos ceremoniales, civiles y morales. ¿Qué cosas del pasaje no tenemos que practicar hoy en día? ¿Qué principios morales debemos practicar todavía?
Estudie Gálatas 4.1-7. ¿Qué nos enseña acerca de la diferencia entre el Pueblo de Dios en el Antiguo Testamento y el Pueblo de Dios ahora? ¿Qué significa esto para usted personalmente?
2) ORACIÓN
Ocupe Salmo 119.1-16 como guía para su tiempo de oración. Pida al Señor sabiduría para el uso correcto de toda la Biblia.
3) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3.16-17
PARA CONVERSAR:
1. Trate de ponerse en el lugar de Abraham. ¿Cuánto podría haber sabido acerca del Mesías y de la salvación?
2. ¿Ha aprendido algo nuevo acerca del uso de la ley del Antiguo Testamento? ¿Cómo ha cambiado su perspectiva de la ley?
3. ¿Cuáles son algunos de los errores más comunes al aplicar la ley del Antiguo Testamento? ¿Cómo podríamos acercarnos a una interpretación más bíblica?

NOVENA LECCIÓN

MI COPA ESTÁ REBOSANDO

“Están ‘en la carne’, pero no viven ‘de acuerdo con la carne’. Pasan sus días en la tierra, pero son ciudadanos del cielo. Aman a todos, pero son perseguidos por todos. Son desconocidos y condenados; son muertos y ganan la vida. Les falta de todo, pero tienen suficiente de todo. Son deshonrados, pero ganan la gloria a través de la deshonra.  Cuando son castigados, se regocijan como si tuvieran una nueva vida.” 
Carta anónima a Diognetus, posiblemente del segundo siglo.
Recuerdo la primera vez que me confrontaron con la necesidad de ser “bautizado por el Espíritu”. Estaba asistiendo a una conferencia bíblica, y uno de los jóvenes que quedaba en la misma habitación compartió su experiencia conmigo. Leyó Hechos 8 y 19, donde parecía que había personas que ya creían en Cristo, pero que posteriormente  tuvieron una experiencia especial. Esta nueva relación con el Espíritu Santo se evidenció con manifestaciones extraordinarias como hablar en lenguas. El joven me preguntó si había tenido esa experiencia.
Tengo que admitir que los pasajes que me leyó empezaron a inquietarme. Me preguntaba si realmente tenía el Espíritu Santo, o si había un segundo nivel de espiritualidad que no había experimentado.
Desde entonces, he estado estudiando el tema del Espíritu Santo, especialmente los pasajes en Hechos. He visitado iglesias para ver qué sucede, y he conversado con muchas personas acerca de los dones y la plenitud del Espíritu. Este capítulo es un resumen de mis conclusiones.

A. OBSERVACIONES GENERALES EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

Antes de considerar el tema principal de la plenitud del Espíritu, mencionaremos algunas observaciones generales. Un principio de la hermenéutica es que los pasajes didácticos deben ser considerados primero, antes de los pasajes históricos, para establecer doctrinas. Por ejemplo, debemos buscar doctrinas en la carta a los Romanos antes que en el Libro de los Hechos. Otro principio es que los pasajes históricos no necesariamente proporcionan principios éticos. Es decir, lo que se hace no es necesariamente un modelo para nuestra conducta. Por ejemplo, cuando leemos acerca de David y Betsabé, no debemos concluir que el adulterio es legítimo. Por supuesto, es distinto el caso de Jesucristo, ya que Su conducta siempre es un ejemplo de amor, bondad, y justicia.
Cuando estudiamos el tema del Espíritu Santo, hay pasajes en el Libro de los Hechos que tienden a confundir, si no analizamos primero algunos pasajes en las epístolas de Pablo.
1. TODOS LOS CRISTIANOS TIENEN EL ESPÍRITU SANTO. Romanos 8.9: Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Romanos 8.14: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
1 Corintios 12.3: Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
1 Corintios 12.13: Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
El Espíritu Santo es el espíritu de Jesucristo, y si alguien tiene a Cristo, tiene al Espíritu. Es el Espíritu Santo que nos convierte, que nos une, y que nos guía. Es una contradicción de términos pensar en un “cristiano” que no tenga el Espíritu Santo. La bendición de tener el Espíritu no depende de ninguna experiencia especial después de la conversión. Todos los creyentes ya lo tenemos.
2. TODOS LOS CRISTIANOS TENEMOS DONES ESPIRITUALES, PERO NO TODOS TENEMOS LOS MISMOS DONES. 1 Corintios 12 es clave para entender la operación del Espíritu Santo. Indica que cada cristiano tiene algún don espiritual, alguna manifestación del Espíritu para la edificación de la iglesia:
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. (v. 7)
Aclara que la iglesia es como un cuerpo, unido, pero con diversidad de funciones:
Pero todas estas cosas las hacen uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. (vv. 11 y 12)
Pablo quiere enfatizar que no todos tenemos los mismos dones. Si fuera así, no seríamos un cuerpo:
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? (vv. 14-19)
Esto significa que algún don especial como el don de hablar en lenguas no puede ser una señal de haber recibido el Espíritu o de haber sido bautizado por el Espíritu. Si fuera así, todos deberíamos tener el mismo don.
3. LOS DONES NO SON NECESARIAMENTE UNA SEÑAL DE MADUREZ ESPIRITUAL. Había muchas manifestaciones de dones extraordinarios en la iglesia en Corinto, pero la iglesia no era madura.
De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. (1 Corintios 3.1)
No debemos medir la espiritualidad de otras personas por alguna experiencia que hayan tenido.
4. CADA CRISTIANO DEBERÍA CULTIVAR EL FRUTO DEL ESPÍRITU.  Pablo insiste que el amor es la mayor evidencia de madurez espiritual.
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. (13.1)
Dice que debemos “andar” en el Espíritu. Esto significa mostrar el fruto del Espíritu.
Gálatas 5.22-25: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
5. CADA CRISTIANO DEBERÍA SER LLENO DEL ESPÍRITU. Efesios 5.18: No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.
La pregunta que especialmente nos interesa es: ¿Qué significa ser lleno del Espíritu?
Algunos sugieren que ser lleno del Espíritu es una segunda experiencia después de la conversión en que el cristiano llega a un segundo nivel de madurez. Piensan que es un estado permanente de ser guiado por el Espíritu, y que hay ciertas manifestaciones extraordinarias que son evidencia de Su plenitud.

B. EL LIBRO DE LOS HECHOS.

1. LA CONFUSIÓN: Los pasajes en Hechos tienden a confundir al principio, porque parecen indicar que hay una distinción entre los que han sido “bautizados” por el Espíritu, y los que solamente han “recibido” el Espíritu. Esto apoyaría la idea de una segunda clase de cristianos. Además, algunos concluyen que estos pasajes enseñan que hay creyentes que no han recibido el Espíritu Santo.
Primero, examinemos las dificultades de los pasajes claves:
1) Hechos 1.5-8, 2.4-18: Este pasaje describe el derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés y el milagro de hablar en lenguas. Cuando recordamos que Jesús había soplado sobre los discípulos anteriormente para que recibieran el Espíritu (Juan 20.22), no podemos decir que en este día, los apóstoles hayan “recibido” el Espíritu, porque ya lo tenían. Algunos concluyen que la experiencia de Pentecostés es un segundo nivel de espiritualidad, y lo llaman el “bautismo” del Espíritu. Opinan que la secuencia normal para el cristiano es convertirse, recibir el Espíritu, y posteriormente ser bautizado por el Espíritu. Se supone que las manifestaciones extraordinarias, como el hablar en lenguas, son evidencia del nivel mayor de espiritualidad.
Juan 20.22: Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
Hechos 1.5: Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Hechos 2.4: Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Debemos notar aquí que el don de hablar en lenguas era un milagro de hablar en un idioma verdadero, pero desconocido de parte del que recibe el don. Las personas presentes escuchaban a los apóstoles hablar en su idioma propio, aunque los apóstoles eran judíos que sabían hebreo y arameo. Por ejemplo, los de Roma escuchaban en italiano. El don de lenguas no es una murmuración de sílabas repetidas.
2) Hechos 8.4-24: Este pasaje relata la historia de Felipe en Samaria, donde algunos creyeron el mensaje y fueron bautizados, incluyendo a Simón el mago. Cuando llegaron los apóstoles, oraron “para que recibiesen el Espíritu Santo” (v. 15). La razón es “porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús” (v. 16). Finalmente, los apóstoles “imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo” (v. 17). Esta recepción del Espíritu aparentemente vino con alguna manifestación observable, porque el siguiente versículo dice, “cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu, les ofreció dinero” (v. 18). La primera impresión es que la secuencia normal del cristiano es la conversión, y después la recepción del Espíritu, con manifestaciones especiales.
Sin embargo, ya tenemos dos problemas: En primer lugar, este pasaje no sigue exactamente el mismo esquema del día de Pentecostés. Se supone que en Pentecostés, habían recibido el Espíritu, y después fueron “bautizados” por el Espíritu. Aquí, cuando “reciben” el Espíritu, ya se ven las manifestaciones especiales inmediatamente, y no hay mención de otra experiencia después.
En segundo lugar, el caso de Simón complica la interpretación. No está claro si estaba realmente convertido, porque ofreció dinero para recibir el Espíritu. Pedro le dice,
Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; (vv. 20-22)
Esto nos hace cuestionar la conversión de los demás también.
3) Hechos 10.44-47, y 11.15-16: En este relato, Pedro es enviado a Cornelio y a su familia a predicar el evangelio. El Espíritu Santo “cayó sobre todos los que oían el discurso”,  (10.44) hablaron en lenguas (10.46), y fueron bautizados (10.48).  Este pasaje en realidad no sugiere ninguna secuencia de experiencias. Da la impresión que todo sucedió en el mismo instante, que creyeron, recibieron el Espíritu, y hablaron en lenguas.
4) Hechos 19.1-6: Este pasaje realmente causa problemas de interpretación, porque parece había creyentes en Éfeso que ni siquiera habían escuchado que existía el Espíritu Santo.
1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos,
2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.
4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
Aparentemente hay una secuencia de experiencias: convertirse, y después recibir el Espíritu. Este pasaje es muy similar a Hechos 8.
Tenemos que resolver algunas dudas: ¿Podemos hacer distinciones entre dos o tres experiencias? Si es así, ¿cuáles son? Si es así, ¿cómo podemos armonizar estos pasajes con la enseñanza de Pablo de que todos los cristianos tienen el Espíritu Santo? ¿Hay dos niveles marcados de madurez cristiana?
2. LAS FRASES EN HECHOS SON INTERCAMBIABLES: Un estudio cuidadoso de las frases demuestra que muchas de ellas son intercambiables, y no son términos técnicos. Hay varias frases que se usan en forma sinónima: ser bautizado por el Espíritu, recibir el Espíritu, ser llenado por el Espíritu, el Espíritu Santo vino sobre alguien, el Espíritu se derramó sobre alguien, descendió, o cayó sobre alguien. Estas frases se usan para describir las mismas experiencias.
Hechos 1.5-8, 2.4-18 En estos versículos, se hace referencia al mismo evento del día de Pentecostés, usando cuatro frases distintas: “seréis bautizados por el Espíritu Santo” (1.5), “cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (1.8),  “fueron todos llenos del Espíritu Santo” (2.4), y “derramaré mi Espíritu” (2.17,18).
Hechos 8.14-18: En este pasaje, se usan tres frases distintas para describir la misma experiencia en Samaria: que el Espíritu todavía no “había descendido sobre ellos” (v. 16), que después “recibían el Espíritu” (vv. 15 y 17), y que “se daba el Espíritu” (v. 18).
Hechos 10.44-47: También en este pasaje acerca de Cornelio el centurión, se usan varias frases distintas para describir la misma experiencia: “el Espíritu Santo cayó sobre todos” (v. 44), “se derramó el don del Espíritu Santo” (v. 45), y “han recibido el Espíritu Santo” (v. 47).
Hechos  11.15-16: En este capítulo, Pedro explica lo que sucedió con Cornelio y su familia, diciendo que ellos experimentaron lo mismo que los apóstoles en el día de Pentecostés. Dice que, “cayó el Espíritu sobre ellos también” (v. 15), y  que esto cumplió la promesa de Jesús de que serían “bautizados por el Espíritu Santo” (v. 16).
Tomando en cuenta el uso de las frases en estos textos, es obvio que son intercambiables. No podemos hacer distinciones técnicas y teológicas basadas en ellas.
3. ALGUNAS EXPERIENCIAS SON REPETIBLES: Ya que el lenguaje no es técnico, no debemos sorprendernos, por ejemplo, con el hecho de que alguien ya tiene el Espíritu Santo, y después lo “recibe”. Esta manera de hablar es muy frecuente. Pedro, Pablo, y otros discípulos que habían sido “llenados” del Espíritu, fueron “llenados” repetidas veces.
A) PEDRO: Hechos 2.4: Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Hechos 4.8: Entonces Pedro, lleno del Espíritu, dijo.
Hechos 4.31: Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
B) PABLO: Hechos 9.17: Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
Hechos 13.9: Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos,
C) LOS DISCÍPULOS: Hechos 13.52: Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
De nuevo, estos términos no son estrictamente técnicos, sino que tienen usos más flexibles. 

C. EL SIGNIFICADO DE LA PLENITUD DEL ESPÍRITU.

1. HAY UNA DISTINCIÓN ENTRE SER “LLENO” DEL ESPÍRITU Y SER “LLENADO”. No obstante, hay una distinción importante que se puede detectar: Por un lado, se habla de ser "lleno" del Espíritu Santo como una característica de la persona. Esto describe un estado de madurez espiritual. Por otro lado, se habla de la experiencia de "ser llenado" del Espíritu Santo como una experiencia. Esto describe una manifestación especial del Espíritu, capacitando a la persona para una tarea especial.
Desgraciadamente, esta diferencia no se nota en las traducciones al español, porque normalmente no se dice que una persona fue "llenada". No obstante, en el griego la distinción es clara.
Cuando se habla de la característica, se usa un adjetivo, pleres (πλήρης). Describe una situación más permanente. Es como decir que la persona es "alta", o "bonita". En estos casos, la persona es "llena del Espíritu". Cuando eligieron a los diáconos en Hechos 6, usaron un adjetivo.
Hechos 6.3: Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos (πλήρεις) del Espíritu Santo.
Uno de los diáconos era Esteban, varón lleno (πλήρης) de fe y del Espíritu Santo (Hechos 6.5)
Después, se dice de Esteban, lleno (πλήρης) del Espíritu,  puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,  y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al
Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. (Hechos 7.55 y 56)
Este versículo da la impresión de que fue una experiencia, y no una característica permanente de Esteban. Aunque podría ser interpretado así, por el contexto de Hechos 6.5 y por el uso del adjetivo en el griego, debemos interpretarlo como una descripción de Esteban como persona. Es decir, era un hombre espiritualmente maduro cuando tuvo la experiencia de ver la gloria de Dios.
Se dice de Bernabé que era un “varón bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe”. (Hechos 11.24)
Aquí se usa también el adjetivo, πλήρης.
Cuando habla de la experiencia, se usa un verbo (frecuentemente el verbo pleroo, πληρόω, y normalmente en voz pasiva, plestheis, πλησθείς). La voz pasiva del verbo se usa para decir que el sujeto recibió la acción, por ejemplo que un libro fue "comprado," o una casa fue "pintada". En este caso, una persona fue llenada" del Espíritu Santo. El problema es que no se acostumbra usar el verbo así en Español, y por lo tanto la traducción es "llena". Es decir, se traduce el verbo tal como el adjetivo, y no se nota la diferencia.
Los siguientes pasajes son ejemplos donde se usa el verbo:
Hechos 2.4: Y fueron todos llenos (’επλήσθησαν) del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas.
Hechos 4.8: Entonces Pedro, lleno (πλησθείς) del Espíritu Santo, les dijo:
Hechos 4.31: Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos (’επλήσθησαν) del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
Hechos 9.17-18: Me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno (πλησθης) del Espíritu Santo.
Hechos 13.9: Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno (πλησθείς) del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: 
2. EL PROPÓSITO DE SER “LLENADO” DEL ESPÍRITU: En todos los casos donde alguien es “llenado del Espíritu”, el resultado es algún ministerio. Son experiencias especiales de ser capacitados para una tarea especial. Esto, incluso, puede sucederle repetidas veces. Describe una situación temporal, que viene y se va.
Por ejemplo, Bezaleel fue llenado del Espíritu para hacer trabajos de arte para decorar el templo:
Éxodo 31.2-3: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata, y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.
En este caso, el verbo es enéplesa, ’ενέπλησα, de otro verbo raíz, empíplemi, ’εμπίπλημι. Está en el aoristo, voz activa. Dios mismo dice que Él ha llenado a Bezaleel del Espíritu.
Muchos fueron llenos del Espíritu para predicar:
Miqueas 3.8: Mas yo estoy lleno (emplezo, ’εμπλήσω de ’εμπίπλημι) de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.
Lucas 1.15-16 (Juan el Bautista) Y será lleno  del Espíritu Santo (plesthesetai, πλησθήσεται, de πληρόω), aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
Los siguientes pasajes en Hechos son citados arriba:
Hechos 2.4, Hechos 4.8, Hechos 4.31, Hechos 9.13-14.
Elisabeth fue llena del Espíritu Santo para tener a Juan el Bautista.
Lucas 1.41: Y aconteció que cuando oyó Elisabeth la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabeth fue llena del Espíritu Santo (eplesthe, ’επλήσθη).   
Ser llenado del Espíritu, entonces, no es algo para sentirse bien, sino para ministrar a otros.

D. OBSERVACIONES TEOLÓGICAS

1. EL LIBRO DE LOS HECHOS DESCRIBE UN PERÍODO ÚNICO CON RESPECTO A LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO. El Espíritu Santo llegó de una manera nueva y extraordinaria en el día de Pentecostés, dando anuncio a la nueva época, al tiempo del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento las personas no experimentaban esta relación tan íntima y tan poderosa con el Espíritu Santo. Entonces, obviamente, como parte de esta transición, muchas personas que ya eran creyentes y que no habían experimentado este poder, lo experimentaron por primera vez siendo ya creyentes.
Esto explica el caso de Éfeso en Hechos 19. Los creyentes habían recibido solamente el bautismo de Juan el Bautista. Estaban, por decirlo así, viviendo todavía en el Antiguo Testamento. Aunque Cristo había muerto y resucitado, ellos no lo sabían todavía. Estaban convertidos, pero no habían cruzado a la experiencia espiritual del Nuevo Testamento. Cuando llegó Pablo, los bautizó en el nombre de Jesús y empezaron a vivir como creyentes del Nuevo Testamento.
Hechos 19.1-6: Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo
cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que             vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
No obstante, esta experiencia fue durante un período especial, y no es la pauta para todos los creyentes hoy en día. Ahora, el creyente recibe el poder del Espíritu Santo en el mismo momento de su conversión. Solamente los que habían creído en Cristo antes de Pentecostés recibieron este poder en un momento posterior a su conversión. Era como un estanque de agua que fue llenado, pero el agua no llegaba a todos los lugares en el mismo instante, sino poco a poco en distintos lugares. Ahora, las cañerías están conectadas para cada nuevo creyente.
2. ALGUNAS MANIFESTACIONES ESPECIALES ERAN EVIDENCIA DE QUE TAMBIÉN LOS GENTILES PODÍAN RECIBIR EL DON DEL ESPÍRITU SANTO. No deberíamos suponer que las manifestaciones extraordinarias del Espíritu Santo en el tiempo del Nuevo Testamento sean algo que todos los creyentes experimenten en todas las épocas. Se hicieron muchos milagros en el tiempo de Jesús y en el tiempo de los apóstoles para confirmar la verdad del evangelio, y para mostrar la autoridad de Jesús y de los discípulos. De la misma manera, había muchas manifestaciones especiales entre los primeros gentiles que creyeron en Jesús para mostrar que ellos también recibían el Espíritu Santo.
Esto explica algunas experiencias en el Libro de los Hechos.
El caso de Cornelio es claro:
Hechos 10.45: Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
También la experiencia en Samaria:
Hechos 8.14-17: Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.
Aparentemente, ya habían creído, y por lo tanto, habían "recibido" el Espíritu Santo en el sentido básico de la palabra, pero posterior a su conversión, tuvieron experiencias especiales para mostrar a los judíos que ellos también tenían el Espíritu Santo.
Dios tiene propósitos especiales para cada época. Por ejemplo, lo que hizo durante el tiempo del éxodo fue algo único, con el propósito de mostrar Su poder y liberar a Su  Pueblo. Los eventos que acompañaron la presencia de Jesús en la tierra fueron extraordinarios. Lo que hará en la segunda venida también será una sola vez. Así no debemos extrañarnos si algunas de las experiencias de la época del Libro de los Hechos no son para todos los creyentes de todos los tiempos.

E. CONCLUSIÓN

La Biblia enseña que todos los creyentes tenemos el Espíritu Santo, y nos anima a buscar especialmente ser “llenos” del Espíritu en el sentido de madurez espiritual. Es el proceso de santificación, de reflejar más y más el carácter de Cristo. Pero también, el Señor nos “llena” a veces para capacitarnos para una tarea especial.
¿Qué se puede hacer para ser llenado por el Espíritu en este segundo sentido?  En primer lugar, debemos tener muy claro que el Señor nos va a dar esta experiencia cuando Él quiere.  Sin embargo, podemos pedir esto en oración, y podemos hacernos disponibles para recibir esta plenitud, ministrando a otros.  Es decir, cuando empezamos a compartir nuestra fe y ayudar a otros a crecer, probablemente vamos a necesitar esta ayuda especial del Espíritu, y Él la dará.
También la experiencia de participar en un culto de adoración muchas veces es acompañada con una plenitud del Espíritu. El culto incluye la adoración, la proclamación del evangelio, la oración, y la edificación mutua. Por eso, Pablo insiste en que debemos  “estar llenos del Espíritu” en esas circunstancias.
Efesios 5.18-20: No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Podríamos dibujar un resumen de esta lección de la siguiente manera:
 
La curva representa el crecimiento en madurez.  Las figuras con asterisco representan el momento en que la persona es llenada por el Espíritu Santo para un ministerio especial.  Los dos aspectos son distintos, y no dependen el uno del otro.  Alguien puede ser muy inmaduro y recibir el Espíritu para un ministerio especial.  Por otro lado, alguien puede ser muy maduro y no tener esta experiencia.
LO ESENCIAL
CADA CRISTIANO TIENE EL ESPÍRITU SANTO AL CONVERTIRSE, DEBE PREOCUPARSE DE CRECER EN EL FRUTO DEL ESPÍRITU, Y PUEDE RECIBIR UNA PLENITUD DEL ESPÍRITU EN OCASIONES ESPECIALES PARA REALIZAR UNA TAREA ESPECIAL.
APLICACIÓN PERSONAL
A) BIBLIA
Estudie 1 Corintios, capítulos 12 - 14. Anote lo que aprende acerca de los dones espirituales en estos capítulos.
B) ORACIÓN
Ocupe Gálatas 5.23 para guiar su tiempo de oración. Pida al Señor que le conceda este fruto del Espíritu, y que también conceda el mismo fruto a su familia, a sus amigos, y a los miembros de su iglesia.
C) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho
1 Corintios 12.7.
PREGUNTAS PARA CONVERSAR:
1. ¿Cómo ha cambiado su concepto de la obra del Espíritu Santo al leer este capítulo?
2. ¿Cómo se puede tener más fruto del Espíritu?
3.  ¿Ha experimentado usted la plenitud del Espíritu para algún ministerio? Explique su experiencia.

DECIMA LECCIÓN

¡DAME LIBERTAD O DAME LA MUERTE!

“¡Ama y haz lo que quieras!” San Agustín
“Todo lo que aumenta la libertad aumenta la responsabilidad.” Víctor Hugo, París y Roma
Todos los países en América Latina tienen un libertador en su historia, un hombre valiente que estaba dispuesto a dar su vida por la liberación del dominio extranjero. La gente no resiste la opresión y la falta de libertad. Prefiere morir.
Sin embargo, por alguna razón, a veces permitimos que la misma iglesia nos quite la libertad que debe ser nuestra en Cristo. Algunas iglesias evangélicas tienden a prohibir cosas que la Biblia no prohíbe, por ejemplo, que las mujeres usen pantalones o maquillaje, o que se tomen bebidas con cafeína.  Existen tantas prohibiciones que a veces, al saber que una persona es "evangélica", una de las primeras preguntas que se le hace es, "¿Qué prohíbe su iglesia?" Para facilitar el proceso de crecer en la gracia, esta lección proporciona un enfoque bíblico acerca de nuestra libertad de conciencia.

A. DEFINICIÓN

Históricamente, la iglesia protestante ha luchado ferozmente por la libertad de conciencia. En Inglaterra, cuando trataban de imponer ciertas costumbres o doctrinas, especialmente relacionadas con el culto, los reformados se rebelaron. Algunos pagaron la libertad con su vida. Por lo tanto, cuando escribieron la Confesión de Fe de Westminster, incluyeron el capítulo 20 acerca de "La Libertad Cristiana y la Libertad de Conciencia."
Sólo Dios es el Señor de la conciencia, y la ha dejado libre de los mandamientos y doctrinas de los hombres, las cuales son en alguna manera contrarias a su Palabra, o están al lado de ella en asuntos de fe o de adoración. Así que creer tales doctrinas u obedecer tales mandamientos con respecto a la conciencia, es traicionar la verdadera libertad de conciencia; y el requerir una fe implícita y una obediencia ciega y absoluta, es destruir la libertad de conciencia, y también la razón. (Párrafo B)
Pero también explica que esta libertad no debe ser abusada y confundida con libertinaje.
Aquellos que bajo el pretexto de la libertad cristiana practican algún pecado o abrigan alguna concupiscencia, destruyen, por esto el propósito de la libertad cristiana. (Párrafo C)
La idea es que nadie puede obligarnos a obedecer reglas que la Biblia no enseña. Debemos obedecer todos los mandamientos y los principios éticos en la Biblia, pero donde la Biblia no se pronuncia, hay libertad.
 
B. APOYO BÍBLICO
La Biblia enseña claramente que no debemos añadir mandamientos a la Palabra de Dios.
Deuteronomio 4.2: No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.
Deuteronomio 12.32: Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.
Lo que la Biblia contiene es suficiente para guiarnos a toda santidad.
2 Timoteo 3.14-17: Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Por ejemplo, la Biblia no prohíbe el maquillaje, ni bebidas con cafeína. Sólo enseña que la belleza interior es más importante que la belleza exterior, y que debemos cuidar nuestros cuerpos y nuestra salud (1 Pedro 3.3-4, 1 Corintios 6.19-20).
Tampoco la Biblia prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas, sino que condena el exceso. “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución...” (Efesios 5.18). Jesús mismo convirtió el agua en vino en las bodas de Caná (Juan 2). Pablo anima a Timoteo a tomar un poco de vino para su estómago.
1 Timoteo 5.23: Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.
Jesús criticó muy duramente a los fariseos por añadir mandamientos a la Palabra de Dios:
Mateo 15.7-9: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
Lucas 11.46: Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.
Pablo también advierte contra reglas humanas.
Colosenses 2.20-23: Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor ninguno contra los apetitos de la carne.
Es decir, las reglas humanas no nos hacen más santos.
Pablo llama "débil en la fe" a la persona que se hace prohibiciones que no son bíblicas, y dice que debemos amar a estas personas, y tratar de no ofenderlas, pero no tenemos que someternos a sus ideas.
Romanos 14.1-5: Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú, quien eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su mente.

C. OBSERVACIONES PASTORALES

Este tema es muy delicado, porque se presta para ser malentendido. Algunos pueden excusar sus vicios con la doctrina de la "libertad cristiana". Otros pueden interpretar mal algunos pasajes bíblicos y tratar de imponer sus ideas acerca de lo que es correcto.
No pretendemos solucionar todas las diferencias de opinión acerca de las normas éticas bíblicas. Solamente queremos dejar en claro que la Biblia siempre nos da la pauta. Queremos establecer el principio de dejar en libertad donde la Biblia no se pronuncia.
Es importante defender la libertad cristiana para que nuestra santificación sea verdadera y no falsa, para que nuestro crecimiento espiritual venga desde adentro, guiado por el Espíritu Santo, y que no sea exterior y forzado.
Algunos pastores y padres piensan equivocadamente que deberían ser un poco más estrictos que la Biblia para lograr mayor santidad en su congregación o en sus hijos. Piensan que si la gente siempre va a desviarse un poco de las normas, es mejor hacer normas más estrictas que la Biblia misma. Pero esto es un enfoque muy humano y no bíblico. En vez de lograr mayor santidad, sólo logra rebeldía.
Por ejemplo, supongamos que un padre quiere evitar problemas morales con sus hijos con respecto al sexo. Piensa que si prohíbe a su hijo salir con las señoritas, o a tocarlas, va a lograr que evite problemas. No obstante, probablemente va a producir solamente un aumento de interés en las niñas y en una fascinación indebida con el sexo.
Supongamos que un pastor ha visto muchos problemas con las drogas, así que decide enseñar que la Biblia prohíbe tomar cualquier tipo de droga, incluyendo los remedios prescritos por un médico. ¡Pero eso no es verdad! !Lo que puede suceder es alguien realmente necesite un remedio y que se muera porque no lo tomó a tiempo!
El hecho de que hay muchos accidentes con los vehículos no justifica una regla de que no debemos usar vehículos. En vez de evitarlos totalmente, debemos aprender a usarlos bien. Los vehículos pueden ser muy útiles, incluso pueden ser usados para salvar vidas.
Este tipo de legalismo nace de un esfuerzo de controlar a la gente, y no de una confianza en el Señor. Produce confusión y rebeldía. Especialmente si la gente empieza a estudiar la Biblia y no encuentra tales restricciones. Le hace cuestionar todas las demás cosas que le han enseñado acerca de la fe también.
El Señor ya puso en la Biblia Sus propias reglas, tal como Él quiso. ¡No las cambiemos!
APLICACIÓN PERSONAL
1) BIBLIA

Estudie los siguientes capítulos para analizar lo que enseñan acerca de la libertad de conciencia:
Romanos 14, 1 Corintios 8, Gálatas 5
2) ORACIÓN
Ocupe Colosenses 2.8-23 para guiar su tiempo de oración, dando gracias por las bendiciones mencionadas.
3) MEMORIZACIÓN DE LA ESCRITURA
Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás. Deuteronomio 12.32.
PREGUNTAS PARA CONVERSAR:
1. ¿Qué opina usted? ¿Cuál es la tendencia más común en la iglesia, el legalismo o el libertinaje? Explique.
2. ¿Cuál es su propia tendencia? ¿El legalismo o el libertinaje?
3. ¿Ha hecho usted alguna vez una prohibición ética que no se encuentra en la Biblia? ¿Cuál?
4. ¿Hay algunas áreas donde debería revisar si sus convicciones y sus principios éticos realmente tienen apoyo bíblico? ¿Tiene dudas acerca de algún tema? ¿Cuál?
CONCLUSIÓN.
Estas lecciones han analizado algunos temas complejos que requieren bastante reflexión y estudio. ¡Espero que usted siga investigando por sí mismo las doctrinas bíblicas, interesándose cada vez más en el estudio serio de la Palabra de Dios! !Espero que el resultado sea una fe más firme y una relación más cercana con el Señor!  ¡Que sigamos creciendo en la gracia!
“Firmes, y adelante, huestes de la fe, Sin temor alguno, que Jesús nos ve. Jefe soberano, Cristo al frente va, Y la regia enseña tremolando está."
(Letra del himno, “Firmes, y Adelante," escrita por Sabine Baring-Gould, traducido por Juan B. Cabrera) Apéndice
"LO ESENCIAL" DE TODAS LAS LECCIONES.
1. Somos justificados y santificados por fe.
2. Somos hijos de Dios, y no esclavos.
3. Dios Gobierna todo lo que sucede.
4. Dios encamina todo para nuestro bien.
5. Dios decide quién será salvo.
6. La Salvación no se pierde.
7. No debemos huir del mundo, ni ser llevado por la corriente del mundo, tampoco simplemente agregar cosas espirituales al mundo. Debemos transformar al mundo.
8.
A. En el Antiguo Testamento también se salvaban por la fe.
B. La ley del Antiguo Testamento todavía nos sirve para aprender verdades espirituales (el aspecto ceremonial), para  aprender pautas de justicia (el aspecto civil), y para aprender principios morales (el aspecto moral). Ya no tenemos que guardar los aspectos civiles y ceremoniales como lo hacían en la época del Antiguo Testamento.
9. Todos los cristianos tienen el Espíritu Santo y dones espirituales. Todos deberían cultivar el fruto del Espíritu. A veces el Espíritu Santo nos llena en forma especial para un ministerio específico.
10. Donde la Biblia no se pronuncia, hay libertad de conciencia.